Prematuro con apnea: El bebé se "olvida" de respirar

Fallos en la respiración del recién nacido

La apnea es la ausencia de respiración, como si el recién nacido "se olvidara" de respirar. Cuanto más prematuro sea el bebé, existe una probabilidad mayor de presentar apnea en cualquier momento. Es muy probable que tras una apnea se produzca una disminución de los latidos cardíacos o bradicardia. 

 

La duración de un embarazo se considera normal cuando el parto se produce entre las semanas 37 y 42. Por lo tanto, cuando el nacimiento ocurre antes de la  semana 37 de embarazo, el bebé se denomina prematuro o pretérmino. Aunque también se puede dar el caso bebés nacidos en la semana 40  de embarazo pero con bajo peso. Una consecuencia de nacer antes de tiempo es que los órganos y sistemas presentan falta de madurez, que puede llegar a corregirse fuera del útero materno.

Esa falta de madurez produce complicaciones, como pueden ser los problemas respiratorios. Aunque no todos los niños prematuros tienen los mismos problemas, los menores de 35 semanas de gestación suelen permanecer durante un período de tiempo prudencial en las unidades de Neonatología, hasta que alcanzan el desarrollo adecuada.

Apnea en el bebé prematuro

Apnea, la complicación más frecuente del prematuro


La apnea es una complicación severa que consiste en la falta de respiración del bebé. Este tipo de problemas aumenta con la menor edad gestacional del recién nacido. Además, implica otros problemas para la salud del niño: es muy probable que el fallo respiratorio produzca una disminución de los latidos cardíacos o bradicardia.

Causas de la apnea infantil


  • Por una alteración en el centro de control respiratorio del cerebro.

- De tipo obstructiva: La respiración se detiene por el bloqueo de las vías respiratorias.

- No siempre se identifica la causa se trata simplemente de la inmadurez del sistema nervioso central.

- También se puede ver afectado el centro de control respiratorio por problemas presentes en otros órganos.

  • Otras causas son:

- Hemorragia o daño tisular en el cerebro.

- Infecciones.

- Reflujo de los ácidos del estómago al esófago (reflujo gastroesofágico).

- Variaciones de los niveles de sustancias químicas en el cuerpo, por ejemplo, glucosa o calcio.

- Problemas cardiacos o problemas en los vasos sanguíneos.

- El estímulo de determinados reflejos en el esófago o la laringe, o una flexión excesiva del cuello del bebé pueden desencadenar una apnea.

- Temperatura no estable.

La apnea, más frecuente durante el sueño


La aparición de la apnea es más común durante el sueño, especialmente durante el sueño activo o fase REM, que es el periodo en el cual el bebé presenta movimientos oculares rápidos mientras duerme. En esa fase del sueño es cuando más de la mitad de los niños prematuros sufren la apnea. Para identificar las crisis se emplean detectores de movimientos respiratorios en la cuna donde duermen los bebés: dan una señal lumínica y sonora cuando la frecuencia respiratoria baja por debajo de unos niveles, alertando a sus cuidadores o padres de que el prematuro está a punto de entrar en la apnea. Estos aparatos se pueden comprar en tiendas especializadas en artículos de puericultura.