Consejos de alimentación en embarazos complicados

La nutrición, buena aliada en gestaciones con problemas

Consejos de alimentación en embarazos complicados

La alimentación supone probablemente la primera preocupación de la embarazada por la posible asociación de esta con el pronóstico y el curso de su embarazo, asociado con el desarrollo normal del bebé y la posible aparición de enfermedades o complicaciones.

Esta preocupación aumenta cuando nos encontramos ante un embarazo complicado, con algún tipo de diagnóstico de enfermedad que afecte a la madre o al feto.

En estos momentos las madres sienten que su alimentación estando embarazada puede influir de manera más intensa en el desarrollo de su bebé. Es además una posibilidad en la cual la mujer puede sentirse partícipe y responsable de influir en la mejoría de su estado, como si estuviera actuando de forma activa en la cura o en la mejora de la salud de su hijo y en su correcto desarrollo. 

Infección de orina: limón y naranja en ayunas


La infección de orina es la más frecuente que se produce en una mujer embarazada. No existe un tratamiento alimenticio como tal que nos vaya a facilitar el deshacernos de la infección. El tratamiento prescrito por tu médico pasará por tomar antibióticos.

Pero sí existen alimentos que pueden tener su beneficio en la prevención de la nueva aparición de infecciones de orina en mujeres que ya las han padecido o en aquellas, que antes incluso de estar embarazadas tienen una predisposición a padecerlas y no quieren que aparezcan durante la gestación. 

  • Existen alimentos que acidifican la orina. Al tener una orina más ácida, el crecimiento de las bacterias patógenas que generan la infección es más complicado ya que se encuentran en un medio hostil.
  • Alimentos que acidifican la orina y previenen las infecciones son el limón y la naranja, sobre todo si se ingieren en ayunas.
  • Además, la hidratación abundante aconsejable en toda embarazada, va a favorecer una diuresis frecuente a que favorece la limpieza vesical y de la uretra, disminuyendo así, la posibilidad de infecciones. 

Hipertensión, sal en las comidas y peso saludable


Las mujeres que presentan una enfermedad hipertensiva secundaria al embarazo no van a tener una dieta limitante en sal como las mujeres hipertensas por otros motivos. Su origen es muy diferente al de la clásica hipertensión, y es secundario a diversos procesos en la placenta, que habitualmente se producen en estadios iniciales del embarazo.

Por tanto, la sal no es un agente causante de hipertensión en el embarazo: el comer con más o menos sal no va a influir en las cifras de la tensión arterial ni en el pronóstico de gestación. Por el contrario, una dieta restringida en sal sí que puede empeorar el pronóstico de la gestación, por lo que una mujer que tiene un diagnóstico de preeclampsia o hipertensión inducida por el embarazo, debe tomar sal en la alimentación en su cantidad habitual y nunca realizar una limitación de la cantidad de la misma. 

Lo que parece cada vez más demostrado es que una alimentación variada, y saludable, como puede ser la dieta mediterránea, y mantener un peso saludable previene la aparición de estas a enfermedades durante el curso de la gestación. 

Diabetes: hidratos con moderación


La alimentación de la gestante diabética es un muy amplio. Como concepto básico, lo esencial de la dieta de una mujer a la cual se le ha diagnosticado una diabetes gestacional, es una adecuación correcta de la ingesta de los hidratos de carbono. Los hidratos de carbono no están prohibidos ni mucho menos en estos casos, ya que resultan el micronutriente básico y esencial para conseguir la energía del embarazo.

Hidratos: ni muchos, ni pocos.

Las mujeres con diabetes gestacional deben de comer hidratos de carbono en cantidades moderadas, distribuidas a lo largo de todas las comidas del día, evitando principalmente sus excesos.  Distribuyéndolos junto con los lípidos y proteínas de la dieta no se debe pasar hambre y se evitan estados de hiperglucemia, que son los niveles de glucosa elevados en sangre y son los que afectan al estado de salud materno y al desarrollo excesivo del feto.

Evita hiper e hipoglucemias.

Al igual que el estado de hiperglucemia mantenida puede afectar a la salud del feto, las hipoglucemias o disminución de la cantidad de glucosa en la sangre materna, pueden también resultar muy perjudiciales para la salud de la madre y del feto. Por ello, no deben de restringirse los hidratos de carbono, sino distribuirlos de forma correcta evitando tanto sus excesos como sus defectos. 

Reposo absoluto o relativo: come lo justo


En algunas situaciones muy concretas de un embarazo puede estar indicado el no realizar ningún tipo de actividad física o disminuir ésta de forma importante.  Este hecho puede provocar un desajuste entre el consumo y gasto energético, aumentando la ganancia excesiva de peso y la posibilidad de desarrollar una diabetes durante el embarazo.

Por ello, la ingesta calórica debe adecuarse a la actividad física que en cada momento esté realizando la gestante. Actualmente existen muy pocas situaciones durante el embarazo que requieran de reposo absoluto en cama, pero en el caso de que aparezcan, debemos de conocer que se deberá disminuir la ingesta para evitar estas complicaciones.

No relacionado con la alimentación pero potencialmente grave es el aumento de riesgo de trombosis venosa profunda y tromboembolismo secundario en las mujeres embarazadas que realizan reposo. Por lo que siempre debe de prevenirse con heparina subdérmica. 

Reposo absoluto o relativo: come lo justo

Bebé que crece menos: no depende de lo que comas


Cuando a una mujer se le informa de que su hijo presenta un crecimiento menor a la media, lo primero que piensa es en lo que debe mejorar en su alimentación para que su hijo pueda “alimentarse y crecer correctamente”. Existen bebés que son diagnosticados de un crecimiento intrauterino retardado (CIR). Estos niños presentan un déficit de crecimiento importante, que prácticamente nunca son debidos a la alimentación de la madre, sino a un defecto de la oxigenación que les llega desde la placenta. Por lo tanto, no suele ser un problema alimenticio que pueda corregirse con pautas dietéticas. Una dieta equilibrada y sana, y limitar los esfuerzos intensos son los factores que pueden modificarse para favorecer el crecimiento de estos bebés.

Embarazadas vegetarianas: suplementación con polivitamínicos


Las mujeres que llevan una dieta vegetariana estricta tienen una prevalencia más elevada de déficit de ácido fólico. Este hecho genera anemias moderadas, e incluso severas que habitualmente empeoran durante el embarazo. En estas mujeres debe de potenciarse la ingesta de alimentos que tengan permitidos en su alimentación con alto contenido de ácido fólico como las verduras de hoja verde y los frutos secos. Principalmente en estas mujeres es altamente recomendable la suplementación con polivitamínicos durante el embarazo, por los déficits nutricionales que pueden presentar de forma mucho más habitual. 

Anemia y embarazo: alimentos ricos en hierro


Anemia y embarazo: alimentos ricos en hierro

Muy habitual en la mujer gestante, principalmente a partir del segundo y tercer trimestre, es la aparición de anemia asociada con el embarazo. Desde el primer trimestre, debe intentarse favorecer la toma de alimentos ricos en hierro, como las carnes rojas o los moluscos.

Cuando tras una analítica de sangre, se detecta que  estamos ante una anemia del embarazo, el médico recetará los suplementos con hierro oral, asociados a un aumento de su ingesta con la dieta.

Los suplementos de hierro de forma relativamente habitual son tolerados con algunos problemas. A veces producen malestar, malabsorción de otros alimentos, reflujo o  estreñimiento. Son estas mujeres con estos síntomas a las que debemos recomendar una dieta rica en hierro para intentar disminuir el tratamiento farmacológico y así sus efectos secundarios. 

Polihidramnios: no bebas menos


El polihidramnios es un diagnóstico ecográfico que consiste en un exceso de líquido amniótico. Las causas que lo producen son múltiples, desde malformaciones fetales hasta un mal control del metabolismo de los hidratos de carbono.

Una vez que se han descartado otras causas, cuando estamos ante un caso de un polihidramnios aislado, muchas mujeres piensan que disminuyendo su ingesta de líquidos va a mejorar este diagnóstico. En estos casos no se debe de limitar la ingesta hídrica en las embarazadas. Descartando otras causas, la alimentación sana y equilibrada, como siempre, y una ingesta de líquidos habitual sería lo recomendable en estos casos. 

Diana Cuenca
Ginecóloga del Hospital de Torrejón de Ardoz (Madrid)