Desarrollo feto semana 14: La cara del bebé se humaniza

Aurículas y ventrículos del corazón ya se pueden diferenciar

Tu bebé continúa su desarrollo en la semana 14 de embarazo. Su aspecto físico cambia de semana en semana. Ahora sus ojos están más centrados en su carita y el cuello se ha alargado. También crece de día en día. El tamaño de un bebé en la semana 14 de gestación es de unos 9 cm y pesa alrededor de 25 g.

Cómo es un bebé en semana 14 de gestación


 

  • En la semana 14 de embarazo, las orejas del feto se encuentran implantadas a ambos lados de la cabeza y también los ojos se han acercado; es decir, el bebé tiene ya una carita casi perfecta, tanto que ya se distingue el puente de la nariz. Incluso se puede ver que hace algunos pequeños gestos. Además, el cuello se ha alargado y el mentón ya no descansa sobre el pecho. Ya no parece que esté enroscado.

  • De todas formas su cabeza sigue siendo mucho más grande en relación al cuerpo y así será incluso años después de su nacimiento. Sus brazos han crecido y están más proporcionados con respecto al resto del cuerpo y han empezado a crecerle las uñas en sus deditos.

  • Si a la madre le hicieran una ecografía en la semana 14 de embarazo, el médico podría diferenciar  las aurículas de los ventrículos. Su hígado es aún muy grande, porque tiene que fabricar células sanguíneas, aunque desde esta semana aproximadamente en esta tarea cuenta con la colaboración de la médula, que tendrá que asumir este papel cuando el bebé nazca. Pero de momento, solo practica.

  • Su piel sigue siendo tan sumamente fina que a través de ella se pueden ver algunos de los órganos internos y los vasos sanguíneos. Pero es una situación que cambiará dentro de poco.

Cómo es la semana 14 de embarazo

Aunque no lo creas, sus dientes definitivos, no los de leche, sino los que crecerán cuando estos se caigan, ya se empiezan a formar.

Ilustración doctora

¿Ya tiene dientes aunque no haya nacido?

“Los esbozos de los dientes permanentes se forman durante el tercer mes de vida intrauterina y permanecen latentes hasta aproximadamente el sexo año de vida postnatal”. Mónica Gutiérrez Martínez, servicio de Ginecología y Obstetricia de la Fundación Jiménez Díaz.

 

 

Semana 14 de embarazo: Se diferencian los órganos sexuales externos


Ahora, ya sí que sí, se puede ver si tu pequeño es un niño o una niña por ecografía. Como nos cuenta la doctora Mónica Gutiérrez “Hasta la semana 9ª desde la última regla, no hay diferencia en los genitales externos del embrión. Pero en la semana 14ª desde la última menstruación se distinguen plenamente.

El bebé de 14 semanas da patadas, pero la madre no lo nota


La madre sigue aún sin notar los movimientos y pataditas del bebé que crece dentro de ella, pero ya se mueve bastante, abre los brazos, los agita. Como es muy chiquitín (desde la cabeza a los talones su altura llega a los 10 centímetros y solo pesa unos 45 gramos) tiene mucho espacio para moverse en libertad dentro del útero materno.  

Qué siente la madre en la semana 14 de embarazo


Es probable que al aumentar la temperatura basal de su cuerpo la mujer note calor y que aumenta su transpiración. Para la higiene materna, conviene usar jabones de pH  neutro y muy importante: aplicar siempre una crema hidratante y aceites (de almendras, por ejemplo), para disminuir el riesgo de aparición de estrías durante la gestación.

¿Qué hacer para que no salgan estrías en el embarazo?

“No existe un tratamiento plenamente eficaz con el que se pueda asegurar con rotundidad que las estrías no aparecerán. Las cremas con centella asiática, rosa mosqueta y otros preparados que favorecen la síntesis del colágeno y de la elastina pueden ser de utilidad. Se aconseja aplicarlos entre dos y tres veces al día mediante un masaje que favorezca su penetración”

Sara Cañamero de León, matrona de Maternatal

 

Alimentación semana 14 de embarazo

Un consejo para alimentarte mejor

La anemia ferropénica es muy frecuente en el embarazo y puede provocar un gran cansancio. Al margen de tomar suplementos de hierro, conviene incrementar el consumo de alimentos ricos en hierro como la carne de ternera, el buey, el huevo, el pescado y los moluscos -estos últimos, siempre bien cocidos-,  que contienen el que se conoce como hierro hemo.

Las legumbres y verduras son ricas en hierro no hemo.  Ambos se diferencian en el aprovechamiento que el organismo hace de ellos. El hierro procedente de los alimentos de origen vegetal se absorbe solo entre un  2 y un 5 por ciento, en comparación al 15 por ciento de las carnes.

¿Es necesario tomar hierro en el embarazo?

“Durante la gestación la madre acumula hierro para poder hacer frente a la pérdida de sangre que tendrá lugar durante el parto. El bebé también acumula reservas que irá utilizando durante los 9 meses de crecimiento en el interior de su madre y en los primeros meses de vida. A lo largo de la gestación, ambos organismos deben acumular diariamente 0.8 mg de hierro durante el primer trimestre, 4,4 mg durante el segundo y 6,3 mg en el tercer y último trimestre.

A través de la alimentación, la madre debe aportar seis veces más de hierro (cerca de 30 mg desde el segundo trimestre), ya que solo el 15% del hierro procedentes de carnes y el 5% de frutas y verduras logra atravesar la pared intestinal en el proceso de digestión y ser aprovechado por el organismo de la madre y del feto. El resto (85%-90%) se evacúa a través de las heces sin poder ser de utilidad".

Marta González Caballero, nutricionista y directora de una web especializada en nutrición.

Ilustración doctora

 

Un truco para aliviar molestias

A medida que el útero crece, con el bebé dentro presiona sobre las venas de la pelvis y dificulta el retorno venoso de la madre. Las consecuencias son casi siempre bien visibles y a veces dolorosas: las varices. El movimiento del pie es el mejor estímulo natural para impulsar la sangre hacia arriba y activar el sistema circulatorio. Si por tu trabajo te ves obligada a permanecer de pie, intentar moverlos. Puedes practicar este movimiento: en posición de "firmes", levántate sobre las puntas de los pies unas 20 veces. Lo ideal es hacerlo descalzo, pero si no puedes, es mejor que no hacer nada.

 

Caridad Ruiz
Redactora experta en salud