Cómo afecta la alergia a la embarazada y al bebé

El embarazo no es un factor de riesgo, pero tampoco protege

La alergia es un conjunto de enfermedades cuyos síntomas se desarrollan cuando el paciente entra en contacto con la sustancia a la que es alérgico. Las personas no alérgicas toleran sin problemas la exposición a estas sustancias. El origen de una reacción alérgica no está, por tanto, en el agente que la produce, sino en el propio individuo. Por eso, se considera que la condición de ser alérgico en gran parte es constitucional, depende de una predisposición individual que frecuentemente es hereditaria y que se denomina atopía (que literalmente significa "fuera de lugar"). Las sustancias que producen estas reacciones alérgicas se llaman alérgenos.

Cómo se desencadena la alergia


La inmunoglobulina E (IgE) es un tipo de anticuerpo presente en todas las personas. En los individuos alérgicos, estos anticuerpos IgE reconocen y se unen a los alérgenos; esta unión induce a que ciertas células liberen mediadores químicos, en particular la histamina, que producen una respuesta inflamatoria, responsable en última instancia de los síntomas típicos de la reacción alérgica. Los anticuerpos IgE que reconocen un determinado alérgeno se producen tras una o varias exposiciones al mismo. Este proceso se llama sensibilización.

Durante estas exposiciones iniciales se tolera el contacto con el alérgeno, pero una vez  generados los  anticuerpos IgE específicos  para esa sustancia, es decir, cuando el individuo se ha sensibilizado, si se produce un nuevo contacto, se desencadenará la reacción alérgica.

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La piel y las vías respiratorias son los dos órganos que con mayor frecuencia se ven involucrados en las reacciones alérgicas por ser la primera zona de contacto. Dependiendo del órgano afectado, hablaremos de dermatitis (piel), de conjuntivitis (conjuntiva ocular), de rinitis (mucosa nasal) o de asma (bronquios). En el caso de las reacciones a alimentos, a medicamentos o a picaduras de insectos, las manifestaciones pueden aparecer implicando a distintos órganos simultáneamente (piel y mucosas, vías respiratorias, tracto digestivo...) conformando un cuadro con síntomas generalizados que se llama anafilaxia.

Estas reacciones generalizadas de presentación inmediata (anafilaxia) tras la exposición al alérgeno pueden llegar a ser muy graves y siempre constituyen una urgencia médica dada su potencial gravedad.

Cómo afecta la alergia a la embarazada


Las enfermedades alérgicas son propias de personas jóvenes, gran parte de ellas en edad fértil, por lo que es frecuente que las padezcan mujeres embarazadas y mujeres en período de lactancia. Son  enfermedades crónicas, muchas veces ocasionadas por múltiples causas, que habitualmente necesitan de tratamientos prolongados.

El hecho de estar embarazada no supone un factor de riesgo para presentar enfermedades alérgicas, pero tampoco supone una protección frente a las mismas, es decir, las mujeres gestantes tienen las mismas probabilidades de  presentar  enfermedades alérgicas que el resto de las mujeres de su edad. En general, la evolución de las enfermedades alérgicas durante el embarazo sigue la regla de los tercios: un tercio mejora, otro tercio empeora y el tercer tercio permanece sin cambios.

Durante el embarazo, hay que buscar la forma óptima de conseguir el bienestar de la madre sin riesgo para el bebé. No hay que olvidar que cualquier enfermedad que padezca la madre, si no está debidamente controlada, supone un doble riesgo, puesto que afecta a ambos, madre y e hijo. Las enfermedades alérgicas no son la excepción: la mujer embarazada precisa una atención especial, aunque las reacciones alérgicas de las embarazadas obedecen a las mismas causas y se producen por los mismos mecanismos que las de la población general.

El tratamiento de las enfermedades alérgicas descansa en tres pilares: los medicamentos, las vacunas antialérgicas (inmunoterapia específica) y el control ambiental. El arsenal terapéutico contra las enfermedades alérgicas de las embarazadas es prácticamente igual al utilizado en el resto de la población, pero hay que escoger los medicamentos con cuidado, eligiendo aquellos que sean seguros tanto para la madre como para el feto.

La valoración del riesgo de utilizar un medicamento durante el embarazo es complicada. No sólo depende de la capacidad intrínseca del fármaco de producir daño al feto, sino también de la fase del embarazo en que se utilice, de la dosis y de la duración del tratamiento. El período de mayor riesgo es el primer trimestre, dado que en esta etapa se forman la mayoría de los órganos.

Las vacunas antialérgicas pueden seguir utilizándose durante el embarazo, pero no se debe iniciar una vacuna antialérgica durante la gestación. Si la mujer ya estaba recibiendo la vacuna cuando se quedó embarazada, puede continuar la administración de la misma sin problemas.

Las medidas de control ambiental y las medidas de evitación de alérgenos deben intensificarse durante el embarazo. Cuanto menos se exponga la mujer embarazada a las sustancias que le producen alergia, menos síntomas presentará y menos fármacos necesitará para su control. Esta es la forma más segura de tratamiento, evitar el alergeno. El principal inconveniente es que muchas veces no se puede eliminar por completo la exposición a las sustancias que le producen alergia a la embarazada.

 

Dr. Santiago Quirce Gancedo y Dra. Ana Fiandor
Servicio de Alergia del Hospital de La Paz (Madrid)