Consejos y curiosidades en el noveno mes de embarazo

Cuándo ir al hospital

"¿Cómo son las contracciones de parto?", "¿Qué pasa si rompo la bolsa...?"


 Sobre todo las madres primerizas pueden tener muchas dudas sobre cómo actuar y cuándo acudir al hospital, por miedo a acudir antes de tiempo o hacerlo demasiado tarde. Para que estés bien informada y conozcas las normas de actuación propias de tu centro lo mejor es que acudas a las clases de preparación al parto. En general, debes acudir al hospital siempre que tengas contracciones de parto, rompas la bolsa o presentes un sangrado excesivo:

contracciones `parto

  • Las contracciones de parto son aquellas que aparecen de forma regular cada 5 minutos y son percibidas como dolorosas. Si llevas con estas contracciones de forma mantenida durante más de 30 minutos, debes acudir a urgencias.
  • También debes acudir si rompes la bolsa. La rotura de bolsa se percibe como la salida manifiesta de líquido caliente y acuoso, casi transparente, en abundante cantidad (que te "empapa") a través de la vagina. Fíjate a qué hora ha sido y acude a urgencias. Si el color es verdoso (meconio) no pierdas tiempo en llegar. Es frecuente confundir las abundantes secreciones vaginales lechosas y líquidas que se producen al final del embarazo con la rotura de bolsa. También lo es confundirse con la expulsión del tapón mucoso que, como su propio nombre indica, es espeso.
  • Si presentas un sangrado abundante, debes darte prisa. En muchas ocasiones la expulsión del tapón mucoso se acompaña de un sangrado escaso, que no debe asustarte.

Una de las quejas que es más frecuente escuchar entre las mujeres que acuden con contracciones a urgencias es que, tras valorarlas, no las dejaron ingresadas. La fase latente del parto puede prolongarse durante muchas horas y hasta que no se alcanzan los 2-3 centímetros de dilatación con el cuello borrado y contracciones regulares no se está de parto.

Tu tocólogo está muy acostumbrado a valorar estas situaciones y si no te ingresa es porque no considera que reúnas las condiciones para ello. De hecho, se sabe que pasar demasiado pronto a una dilatación incita a precipitar las actuaciones, aumentar el riesgo de fiebre intraparto y facilitar la "distocia" o transcurso anormal del parto. Esto incrementa las posibilidades de complicaciones, cesáreas y partos instrumentales. Si estás con contracciones y te han dicho que todavía no estás de parto, es bueno que camines para favorecer las contracciones y sobrellevar el dolor que producen. También te aliviará llegar a casa y darte un baño o una ducha de agua caliente mientras superas este "periodo latente".

Si ya tienes una cesárea


Te preguntarás si puedes y/o debes optar a un parto vaginal. La respuesta es que sí, siempre y cuando se compruebe que no se repite la indicación de la cesárea anterior o acontezca una nueva indicación de cesárea. Si en tu embarazo anterior te hicieron una cesárea y te pones de parto, las posibilidades de dar a luz por vía vaginal son tan altas como del 60-80%, dependiendo de la causa de la cesárea anterior. Si la cesárea previa fue, por ejemplo, por una presentación podálica (de nalgas), la probabilidad de éxito es semejante a la de una primigesta. Incluso en caso de que tu anterior cesárea fuese por desproporción entre la cabeza del niño y tu pelvis, tienes más de un 50% de posibilidades de parto por vía vaginal.

En el parto vaginal tras cesárea previa se asumen una serie de riesgos, infrecuentes pero potencialmente graves, que debes conocer con anterioridad. El principal riesgo es el de rotura uterina, que acontece en 1 de cada 200-300 casos en los que existe una cicatriz de cesárea previa. La rotura uterina puede constituir una seria amenaza para la vida del niño, por lo que los partos en mujeres con cesárea anterior son vigilados de forma todavía más estrecha y estricta para anticipar este hecho. En caso de que ocurra una rotura uterina, en la mayoría de los casos se detecta a tiempo y es posible realizar una cesárea de urgencia que permita el nacimiento de un niño sano.

Por todo ello, el parto vaginal en cesárea anterior se permite e incluso se propugna en nuestro medio, aunque debe ser atendido con mucha precaución y de forma muy estrecha desde el primer momento en que aparecen contracciones de parto.

El riesgo de rotura uterina se eleva en el caso de que existan dos cesáreas anteriores y por ello pocos centros en nuestro país permiten el parto vaginal en estos casos.

¿Recojo sangre del cordón?


En el momento actual son muchas las parejas que están recogiendo la sangre del cordón umbilical (SCU) de sus hijos para donación o para uso privado (autólogo). Si es para donación debes saber que el centro donde te asistan el parto tiene que estar acreditado y que tienen un protocolo estricto para recoger solamente aquellas SCU más cualificadas, por lo que no te extrañe que aún queriendo donarla no te la recojan por alguna circunstancia que impida que sea excelente. Deberás firmar un consentimiento tras una adecuada información y no presentar ningún criterio de exclusión de los reflejados en el Plan Nacional de SCU. En España está permitida la donación dirigida para un hermano que la necesite. En este sentido se puede programar un embarazo para que al nacimiento se pueda recoger la SCU del recién nacido y donarla al hermano enfermo.

Curiosidad: posturas durante el parto

La posición más habitual que se utiliza actualmente para asistir el parto en el periodo expulsivo es la conocida como "posición de semi-Fowler", en la cual la parturienta es encuentra sobre la cama "boca arriba", con la cabecera elevada unos 45 grados, las caderas separadas y las piernas elevadas y flexionadas unos 90 grados. Se trata de una posición cómoda para atender el parto y una de las más sencillas de obtener cuando la anestesia epidural impide el movimiento adecuado de los miembros inferiores.

Sin embargo, esta postura es muy criticada por muchos colectivos de matronas y defensores del parto natural puesto que existen otras posturas más adecuadas para soportar el dolor y para favorecer el descenso de la cabeza fetal. Cada vez son más los hospitales que adaptan sus camas de parto para que la mujer pueda elegir la posición que prefiera, ya sea de cuclillas, a cuatro patas, semi-incorporada o sentada para dar a luz. Pero por muy actual que parezca, todas estas posturas ya han sido ensayadas a lo largo de la historia, y la variedad de posiciones para el parto según las diferentes épocas y culturas es casi ilimitada.

En culturas primitivas, sobre todo en tribus africanas y entre los indios Kiowa, las mujeres parían de pie, apoyadas en alguna persona o sobre un bastón. Esta postura se basa en la creencia de que el peso del feto facilita su descenso a favor de la gravedad. La posición sentada fue la más frecuente en Europa hasta el siglo XVIII. Todavía se conservan en museos las sillas diseñadas a tal efecto. En la actualidad es una de las posturas reivindicadas por los defensores del parto natural.

La variedad de parto en cuclillas era muy habitual en la cultura maya y fue transmitida a la cultura mejicana. Otras culturas antiguas africanas y asiáticas también la adoptaron. A día de hoy es una de las posturas más reivindicadas porque se ha demostrado que favorece la eficacia de los pujos y a algunas mujeres les alivia el dolor. Tiene el inconveniente de que para el asistente al parto es muy difícil controlar la salida de la cabeza, con lo que se pueden producir desgarros si no se tiene suficiente experiencia.