La quimioterapia no provoca malformaciones en el feto

El tratamiento debe evitarse en el primer trimestre de la gestación

embarazo y quimioterapia

Cuando una mujer embarazada es diagnosticada con cáncer, los oncólogos, los obstetras y las pacientes deben sopesar los riesgos del tratamiento para el feto en comparación con el riesgo de retrasar el tratamiento a la madre. Posponerlo puede poner en peligro a la propia paciente y, por lo tanto, en última instancia, afectar al desarrollo del niño. En España, la probabilidad de sufrir cáncer durante el embarazo es de una entre 1.500 y 10.000 gestaciones, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

El porcentaje de curación del cáncer en mujeres gestantes es prácticamente el mismo que en cánceres no vinculados al embarazo. Otras mediciones apuntan a que uno de cada 1.000 embarazos se ve afectado por un cáncer, aunque esta incidencia podría aumentar porque se está produciendo un aplazamiento en la maternidad y la edad es uno de los factores que incrementan el riesgo de padecer esta enfermedad. Así lo advierten investigadores en tres estudios recientes, publicados en The Lancet Oncology.

Estos concluyen que el cáncer en las mujeres embarazadas puede tratarse sin necesidad de interrumpir el embarazo y que no afecta al desarrollo del feto. Los médicos están de acuerdo en que la quimioterapia debe ser evitada durante la organogénesis o periodo de formación de los órganos (entre la tercera y la décima semana tras la concepción).

Quimioterapia en el segundo trimestre de embarazo


Los niños expuestos a quimioterapia en el útero a partir del segundo trimestre de embarazo no mostraron retraso en el crecimiento ni un aumento de los problemas en su sistema nervioso central o el corazón en comparación con la población en general. Para los expertos, el embarazo debe ser preservado siempre que sea posible. El dilema es encontrar un equilibrio entre la necesidad de demorar el tratamiento mientras el feto se desarrolla y la necesidad de inducir un parto prematuro, dicen los expertos.

La prematuridad fue el riesgo identificado en los 70 niños expuestos a quimioterapia en la investigación llevada a cabo por investigadores del Centro Multidisciplinar del Cáncer de Mama, en el Instituto del Cáncer de la Universidad de Lovaina (Bélgica), liderado por Frédéric Amant. Dos tercios de los niños nacieron antes de las 37 semanas de gestación . Sus puntuaciones de desarrollo cognitivo, aunque estaban dentro del rango normal, eran más bajos que los bebés a término. Cada mes adicional de gestación se asoció con un aumento medio estadísticamente significativo de 11.6 puntos en el cociente intelectual (el promedio es 100).

Otras evaluaciones, como el comportamiento, la salud en general, el oído y el crecimiento, fueron normales en los fetos expuestos a quimioterapia en el útero. Esto se comprobó tras realizar un seguimiento a los niños hasta los dos años de edad. Algunas de las diferencias sutiles en las medidas cardiacas y neurocognitivas, sin embargo, podrían justificar aún más control, sugiere Amant.

Tratamiento seguro, según los expertos


Estos estudios "pueden tranquilizar a las mujeres embarazadas, ya que los beneficios del tratamiento de la madre son mayores que las consecuencias a largo plazo para el feto relacionadas con la función cardiaca o neurológica", afirma Elyce Cardonick,  especialista en medicina materno fetal del Hospital Universitario Cooper en Camden (Nueva Jersey). El embarazo no supone para la madre un mayor riesgo de mortalidad por cáncer que en las pacientes no gestantes, dicen los investigadores.

El cáncer de mama puede ser difícil de detectar en las mujeres embarazadas por el aumento que se produce de los senos, ya que normalmente no se suelen hacer mamografías durante el embarazo. Lo mismo sucede con otros tipos de cáncer al producirse cefaleas, dolor abdominal o sangrado rectal. Normalmente, el feto no contrae el cáncer porque su madre esté embarazada, son muy pocos los casos recogidos en los que haya producido metástasis en la placenta.

Los tratamientos de radioterapia y quimioterapia no impiden quedarse embarazada a la mujer, por lo que se deber evitar quedarse embarazada recurriendo a métodos anticonceptivos. La lactancia antes de iniciar un tratamiento contra el cáncer no perjudica ni al bebé ni a la madre. Sin embargo, no se recomienda amamantar mientras se está recibiendo tratamiento (porque la toxicidad del fármaco se transmite al hijo) ni en las primeras semanas después de la quimioterapia.

 

En las mujeres con cáncer de mama, el pecho tratado puede tener muy poca o nada de leche. La mama sana sí la producirá y el bebé podrá lactar normalmente si el médico lo permite. Pero la lactancia puede ser un problema: es posible que altere los resultados de algunas pruebas que se realizan para el seguimiento del cáncer de pecho.

 

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Marta Villalba
Redactora experta en Salud