Efecto del ejercicio físico en el embarazo

Hacer deporte en el posparto ayuda a la recuperación

La recomendación habitual para mujeres con un embarazo de bajo riesgo es la realización de ejercicio moderado durante 30 minutos al día.

La práctica de ejercicio físico durante la gestación consigue mejorar la condición cardiovascular, y muscular, favorece adoptar una correcta postura (evita el dolor de espalda) y evita el aumento de peso excesivo.

Ayuda a regular el tránsito intestinal reduciendo las molestias digestivas (acidez, náuseas) y el estreñimiento, aumenta el bienestar psicológico disminuyendo la ansiedad, depresión e insomnio y ayuda a tener un hábito de vida saludable.

Mejora la tensión arterial reduciendo el riesgo de preeclampsia e hipertensión gestacional y previene frente a la diabetes gestacional.

En el feto


La evidencia científica indica que, en un embarazo normal, realizar ejercicio físico moderado es seguro tanto para la madre como para el bebé, siendo muy improbable la posibilidad de daño fetal.

En el parto


De manera general, los estudios indican que el ejercicio es beneficioso para conseguir un adecuado trabajo de parto, e incluso se asocia a una menor tasa de cesáreas.

En el postparto


Los cambios físicos y morfológicos del embarazo persisten durante las siguientes cuatro a cinco semanas tras el parto, en el postparto. En dichas semanas, el ejercicio físico recomendado es el mismo que durante la gestación. No se han descrito efectos adversos por la reanudación de la actividad física previa a la gestación que justifiquen el posponer el ejercicio entre cuatro y seis semanas. La práctica de ejercicio mejora la recuperación del suelo pélvico y evita su patología en años venideros.

El ejercicio físico no afecta ni a la calidad ni a la cantidad de leche en las mujeres lactantes. La pérdida de peso moderada tampoco se ha demostrado que altere las cualidades de la leche materna.

ejercicio en el postparto

Se recomienda que las mujeres lactantes den la toma al bebé antes de la realización del ejercicio físico para evitar el malestar que produce la ingurgitación mamaria (inflamación del pecho) durante el mismo. De esta forma se evita la posible acidificación de la leche, consecuencia de la generación de ácido láctico durante el ejercicio.

En resumen, la actividad física que disminuye el grado de ansiedad y estrés en la mujer también reduce la incidencia de estados depresivos durante el puerperio.