Ser madre a partir de los 33 puede alargar la vida
Las mujeres que se quedan embarazadas de forma natural a partir de los 33 años tienden a vivir más tiempo que las que tienen su último hijo antes de los 30. Esta es la principal conclusión a la que han llegado investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston después de haber analizado a 462 mujeres.
En el estudio, publicado en la revista "Menopause", el equipo observó las edades a las que estas mujeres dieron a luz a su último hijo y a qué edad fallecieron. Los datos se tomaron de una investigación genética hecha sobre 551 familias con miembros que vivieron hasta edades excepcionalmente avanzadas.
El doble de posibilidades de vivir más allá de los 95 años
Aunque no se pudo probar la causa, sí se observó que las madres que tuvieron su último hijo a partir de los 33 años tenían el doble de posibilidades de vivir hasta los 95 años o más que las mujeres que tuvieron su último hijo antes de los 30 años.
Estudios anteriores que también recoge el informe de la Universidad de Boston observaron cómo mujeres que daban a luz después de los 40 años multiplicaban por cuatro sus posibilidades de vivir hasta los cien años frente a otras que tenían su último hijo a edades más tempranas.
Longevidad: de madres a hijos
El secreto de la longevidad de estas madres tardías podría estar en la genética y podría heredarse de madres a hijos. De hecho, los expertos opinan que las variaciones genéticas de estas mujeres que pueden reproducirse de manera natural y tener hijos durante más tiempo aumentarían las posibilidades de pasar esos genes a la siguiente generación. Esto podría explicar por qué el 85% de las personas que viven 100 años o más son mujeres.
Envejecimiento más lento
La edad en el nacimiento del último hijo podría ser un indicador del ritmo de envejecimiento, consideran los investigadores. La capacidad natural (sin fecundación artificial) para ser madre a una edad más avanzada podría indicar que el sistema reproductivo de esa mujer envejece más lentamente y, por lo tanto, lo mismo ocurriría con el resto de su cuerpo, lo que explicaría la longevidad. Esto no quiere decir que las mujeres deban esperar a tener hijos a edades avanzadas para aumentar su esperanza de vida, advierten los expertos. Los hallazgos sugieren que las mujeres podrían fomentar la evolución del ADN que ralentiza el proceso de envejecimiento y permite vidas extremadamente longevas.