Historia de la cesárea y sus curiosidades

Cómo se ideó esta intervención quirúrgica

Con la cesárea el bebé al nacer no atraviesa el canal del parto, lo que tiene sus consecuencias en el aparato respiratorio del bebé. Desde un punto de vista histórico, fue a partir del siglo XIX cuando se comenzaron a realizar las primeras cesáreas en las que sobrevivían la madre y el bebé.

Sabías que...

Los bebés que nacen por cesárea tienen más probabilidades de sufrir problemas respiratorios que los que vienen al mundo por parto vaginal. Se denomina taquipnea transitoria del recién nacido y, si no hay complicaciones, desaparece en los primeros días de vida. Durante su estancia en el útero, los pulmones del bebé producen un líquido que los llena y los ayuda a crecer.

La producción se suspende cuando va llegando el momento del parto; el líquido comienza a ser reabsorbido por los pulmones y es eliminado cuando el tórax del bebé se comprime al pasar por el canal del parto -ejercicio que no realizan los niños nacidos por cesárea- y en las primeras respiraciones. Si queda líquido en los pulmones, el bebé respirará más rápido de lo normal y, en caso de tratamiento, se le suministra oxígeno para mantener el nivel necesario en sangre. Además de la cesárea, este trastorno también es frecuente en niños prematuros y en los de madres diabéticas.

Otras curiosidades

  • El origen de la palabra cesárea se atribuye, de forma errónea, a Julio César.  El hecho de que su madre, Aurelia, viviera muchos años junto a él hace imposible que naciera por cesárea, ya que no habría sobrevivido al parto. 
  • En el antiguo Egipto, hacia el año 700 a.C la ley permitía sacar al feto por vía abdominal cuando la madre moría durante el embarazo. Una norma que fue asumida mucho más tarde por el imperio romano y que se conocía como Lex Regia. Dicha norma prohibía enterrar a una mujer muerta sin haberle extraído el feto para poder enterrarlo acorde a los preceptos religiosos. Durante la Edad Media debía, además, bautizarse al niño. 
  • Hasta el año 1500 las leyes islámicas consideraban que todo niño nacido por cesárea era hijo del demonio y debía ser sacrificado.  
  • En el año 1581 Francois Rousset se publica en París el primer manual sobre cesáreas a mujeres vivas.  La técnica consistía en abrir el vientre mediante un corte en el lado izquierdo. Y, a pesar de que aseguraba que no se producían hemorragias, lo cierto es que ninguna mujer lograba sobrevivir. Más tarde se ha sabido que Rousset no practicó nunca una cesárea y ni siquiera asistió como espectador a una operación.  
  • Hasta el siglo XIX las mujeres no podían participar en la realización de una cesárea. Sin embargo, la primera intervención con éxito en el Imperio británico la llevó a cabo una mujer, Stuart Barry. Eso sí, lo consiguió disfrazada de hombre.
  • Eduardo Porro, obstetra italiano, fue el primero en practicar con éxito una cesárea en una mujer viva, con supervivencia de la madre y el niño. Corría el año 1876. Los antibióticos y la asepsia en los hospitales favorecieron la realización de cesáreas a la hora de afrontar partos complejos.

 

Granadas para evitar cesáreas

Las bondades del zumo de granada son de sobra conocidas: potente antioxidante que ayuda a proteger contra algunos cánceres, reduce el colesterol, la glucosa, la tensión arterial, mejora la perfusión cardíaca… Pero ahora hay que sumarle una más: reduce la probabilidad de tener una cesárea de urgencia durante el trabajo de parto. Un equipo de investigadores de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) ha demostrado que la semilla del fruto de la granada contiene elevados niveles de un esteroide, el Beta-sitosterol, que estimula la actividad muscular durante las contracciones del útero, acelerando el trabajo de parto.

Las investigaciones han sido experimentadas en muestras de tejido del útero de ratas y se comprobó que las células musculares aumentaban su actividad con el extracto de la semilla de granada. Esto es debido a un aumento del calcio, necesario para que cualquier músculo se contraiga. El equipo de investigadores espera que su descubrimiento sirva para identificar nuevos tratamientos para los partos difíciles y para reducir el número de cesáreas en el mundo.

 

Charo Barroso
Redactora experta en Salud