Los monitores en el embarazo y el parto, para qué sirven

Esta prueba mide las contracciones y el bienestar del feto

La monitorización fetal (o monitores) en el parto y o en el embarazo sirve para determinar el bienestar del bebé al registrar los latidos de su corazón o si hay contracciones de parto.

Monitorización fetal o monitores: qué es y para qué sirve


La monitorización fetal en el parto y embarazo

El monitor fetal se ha convertido es un valioso aparato en las maternidades.

  • Gracias a él, el ginecólogo puede suponer cómo se encuentra el bebé al final del embarazo y en el parto al registrar su latido, y si sospecha que existe falta de oxígeno, lo que puede resultar muy grave, poner remedio enseguida.
  • También le permite saber si las contracciones del útero tienen la suficiente intensidad y regularidad para que el parto se desarrolle sin contratiempos.

Cómo distinguir las contracciones de parto de las de Braxton Hicks, pincha aquí

¿Qué miden los monitores?


El monitor fetal o cardiotocógrafo registra en un papel continuo dos valores obtenidos gracias a dos sensores:

  • La frecuencia cardiaca del bebé.

El corazón de tu hijo en la semana 37 y sucesivas late entre 120 y 160 veces por minuto, con una variabilidad de entre 5 y 25.  “El registro cardiotocográfico es una prueba de hipoxia, es decir, falta de oxígeno en el feto. Esto se consigue con la interpretación de la frecuencia cardiaca fetal y la variabilidad a corto y largo plazo del latido cardiaco fetal”, afirma la Dra. Tamara Sánchez Miguel, ginecóloga y obstetra de Onelife Center, en Madrid.

Lo normal es que en el parto, cuando se produce una contracción, el ritmo del corazón del feto caiga y que se recupere cuando la contracción termina. Dra. Tamara Sánchez Miguel: “La contracción uterina suele suponer un estrés para el feto, ya que momentáneamente se interrumpe la circulación sanguínea entre la placenta y el feto. Para un feto a término con una función placentaria normal, no supone mayor problema”.

Cardiotocografo en el parto y en el embarazo

    Es un buen síntoma si la línea que marca el aparato sobre el papel parece una cordillera abrupta. Y a los médicos les preocupa cuando la gráfica muestra que el latido del bebé apenas presenta oscilaciones, cuando hay bajadas del latido (desaceleraciones) variables (el latido pasa, por ejemplo, de 160 a 100 en un minuto), cuando el ritmo cardiaco se mantiene por debajo de la media durante mucho tiempo (bradicadia) o por encima de la media (taquicardias). Pero la interpretación no es tan sencilla. “Las bajadas de frecuencia en el latido pueden ser una respuesta refleja o un 'modo ahorro' del oxígeno del bebé ante un mayor estrés en el parto, por lo que no siempre indican que exista un problema”, explica la Dra. Tamara Sánchez Miguel

    • Las contracciones uterinas

    Se registran las contracciones del útero. En el papel continuo el médico puede comprobar el intervalo que hay entre ellas contracciones, cuánto duran y su intensidad. “Conocer este dato nos permite saber si entre contracción y contracción se deja tiempo suficiente para el intercambio gaseoso en la placenta, ver si conseguimos un ritmo adecuado de contracciones para la evolución normal del parto (sobre todo, si se emplea oxitocina) y descartar patologías" -añade la ginecóloga Tamara Sánchez Miguel- que se reflejan con alteraciones en la dilatación que impiden que el parto siga adelante.

    Cuando los resultados de los monitores no son buenos

    El monitor fetal no es un prueba diagnóstica 100 por cien. Es decir, un mal registro no demuestra que algo vaya mal, sino simplemente que no podemos asegurar que el bebé esté bien. “Implica que puede existir un riesgo de falta de oxígeno (hipoxia) para el feto, lo cual obliga a terminar el parto por la vía más rápida según las condiciones obstétricas: parto por vía vaginal, instrumentalizado o no, o cesárea si el parto no es inminente", comenta la Dra. Sánchez Miguel. Pero de tomar esta decisión antes realizan otras pruebas, como ecografías. "Algunas veces se puede realizar una toma de sangre de la cabeza fetal para medir el pH sanguíneo, aunque este tipo de prueba cada vez está más en duda por el número de falsos negativos y positivos que presenta", dice la ginecóloga. 

    En nuestro blog te contamos las pruebas que determinan el bienestar fetal

    Monitorización fetal

    ¿Cuándo se realizan los monitores?

    "Durante el parto, se emplea el registro cardiotocográfico, de forma intermitente o más comúnmente, de forma continuada durante todo el proceso. El registro cardiotocográfico, en gestaciones de bajo riesgo solo tiene indicación una vez alcanzada la semana 40, ya que es a partir de ésta cuando empieza a aumentar la morbilimortalidad fetal, sobre todo, pasada la semana 41-42. Antes, no está demostrado que se mejoren los resultados perinatales. Antes de la semana 40 (siempre tras de la semana 37) el registro cardiotocográfico se indica en gestaciones de alto riesgo: diabetes gestacional, estados hipertensivos del embarazo, restricción del crecimiento fetal, embarazos múltiples, enfermedades como el lupus o síndrome antifosfolípidico, situaciones de exceso o disminución del líquido amniótico, etc.  Otras circunstancias donde se emplea son en clínica de parto prematuro, rotura prematura de membranas, sangrado vaginal en el tercer trimestre y otras urgencias que lo precisen".

    Dra. Tamara Sánchez Miguel, ginecóloga y obstetra de Onelife Center

    Cómo te harán los monitores


    Existen dos formas de monitorización: externa e interna.

    • Monitorización externa: La frecuencia cardiaca del feto y las contracciones uterinas se registran con dos sensores que se sujetan con cintas elásticas en la tripa de la madre.
    • Monitorización interna:  Estos monitores no se realizan en el embarazo, solo se puede en el parto y sirve para conocer el latido fetal. “En determinadas situaciones (obesidad materna, pérdida de la escucha del sonido cardiaco fetal frecuente o posible confusión con el pulso materno), se precisa obtener una medición de la frecuencia fetal, mediante un electrodo interno que se coloca en el cuero cabelludo fetal, mediante un enganche metálico que tiene el grosor de una pequeña aguja. Se precisa algo de dilatación y que las membranas estén rotas para poder colocar este electrodo directamente sobre la cabeza del bebé”, concluye la Dra. Tamara Sánchez Miguel
    Caridad Ruiz
    Redactora experta en salud