Todos los síntomas de sarampión que necesitas conocer

Signos, señales, tratamiento y vacunas

El sarampión es una enfermedad infecciosa muy contagiosa producida por un virus. Tras un periodo de incubación que dura entre 7 y 14 días, provoca síntomas como dolor de garganta, fiebre alta y conjuntivitis. Después de estos signos aparece un sarpullido característico que comienza en la cara y se extiende después por todo el cuerpo y las extremidades.

Sarampión en niños: cómo identificarlo y prevenirlo

Síntomas de sarampión, toma nota


Se transmite por vía respiratoria, a través de la tos, los estornudos o las gotitas de las vías aéreas al hablar. Las complicaciones del sarampión son principalmente respiratorias, pero también pueden ser neurológicas y tener consecuencias graves.

Primero parece ser un fuerte catarro...

Los primeros síntomas que suelen aparecer son propios de un cuadro de catarro de fuerte afectación, con fiebre alta, obstrucción nasal, tos seca y conjuntivitis (ojos enrojecidos). Estos síntomas pueden ir acompañados de una sensación de malestar general, dolores musculares, fotofobia (molestias con la luz) y párpados hinchados.

Pero días después vemos el sarpullido

Unos tres días después aparece otra señal típica del sarampión,  el sarpullido. Comienza en la cara y se va extendiendo en los tres días posteriores al cuerpo y las extremidades, incluidas las palmas de las manos y las plantas de los pies 

Qué son las manchas de Koplik

Muy características del sarampión son las llamadas manchas de Koplik, unas lesiones blanquecinas, pequeñas e irregulares que pueden verse en la mucosa de la boca, en la cara interna de los carrillos y que suelen permanecer poco tiempo. El sarpullido va desapareciendo a los 4 o 6 días dejando algo de descamación en la piel.

Complicaciones del sarampión 


Cómo detectar y tratar la infección por sarampión en niños

  • El sarampión está considerado una enfermedad vírica benigna, pero puede provocar algunas complicaciones.
  • Las más frecuentes son otitis media, diarrea o neumonía.
  • También pueden aparecer complicaciones más graves que afectan al sistema nervioso central, aunque son más raras.
  • Un ejemplo es la encefalitis, que puede aparecer en las semanas siguientes al sarampión, o la panencefalitis esclerosante subaguda, que puede surgir años más tarde de haber padecido la enfermedad.
  • Cuando el niño tiene sus defensas disminuidas o está desnutrido la evolución de la enfermedad puede complicarse más e incluso puede ser mortal.

Cómo tratar esta infección


Normalmente, el tratamiento del sarampión se realiza en casa y se dirige sólo a los síntomas:

  • Antitérmicos para controlar la fiebre (paracetamol).
  • Lavados frecuentes de los ojos.
  • Luz tenue contra la fotofobia y líquidos abundantes para evitar la deshidratación del enfermo.
  • Los antibióticos no sirven para tratar la enfermedad y el médico sólo los administrará en caso de complicación infecciosa bacteriana, como la neumonía.

Vacunar a los niños, lo más eficaz 


Vacunas es la forma más eficaz de prevenir el sarampión

Evitar el contagio y vacunar a los niños es la mejor forma de prevenir el sarampión. “Como los humanos somos el único reservorio del virus, si conseguimos que los niños no padezcan la enfermedad, el virus desaparecerá, como ya ha ocurrido con la viruela, otra enfermedad vírica que sí está erradicada”, explica la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su web.

La vacuna del sarampión forma parte de la triple vírica y se administra con las vacunas de otras dos enfermedades víricas: la rubeola y las paperas (parotiditis). Con ella, los niños producen defensas o anticuerpos frente a estas enfermedades previniendo su contagio en el futuro. La vacuna se administra dentro del calendario vacunal en dos dosis: la primera al cumplir un año y la segunda a los 3-4 años de edad, según la comunidad autónoma en la que se resida.

La vacunación, explica la AEP, es eficaz y evita la enfermedad durante el resto de la vida en más del 90% de los niños sólo con la primera dosis. La segunda dosis protege a la mayoría de los que no quedaron cubiertos con la primera. También evita las complicaciones neurológicas graves en caso de contagio.

Dori Delgado
Redactora experta en Salud