Cuidado de los dientes del bebé hasta el primer año
La higiene bucal del bebé debe realizarse desde el primer día
Todos los niños deben acudir a revisión antes de cumplir el primer año de vida, con objeto de evaluar la erupción dentaria, prevenir la aparición de hábitos nocivos y de caries dental, así como instaurar hábitos adecuados de dieta e higiene bucodental.
Debemos saber como padres que nuestro estado de salud oral repercute en el de los bebés: está demostrado científicamente que el niño nace sin microorganismos en la boca y que se contagia de manera directa a través de los besos, el habla..., o indirecta por los chupetes, cucharillas, juguetes… de su círculo más directo (madre, padre, hermanos…).
Por todo ello, debemos evitar compartir con el bebé objetos que han pasado por nuestra boca, y debemos mantener un correcto estado de salud oral e higiene bucodental.
Bebés: higiene bucal desde que nacen
La limpieza bucal del bebe se debe comenzar de manera temprana, es decir, en el nacimiento. Cuando el bebe aún no tiene dientes, se limpiará la encía superior e inferior, pasando una gasita estéril mojada en suero.
A partir de la erupción del primer diente, también se puede introducir el empleo de cepillos adaptados a la edad del niño, tales como dediles con cerdas de silicona o similares, que se encuentran a la venta en farmacias.
Resulta de vital importancia la realización de esta correcta higiene tras la lactancia materna, ya que se ha documentado la aparición de casos de la denominada caries de la infancia temprana, en niños alimentados solo con leche materna. Anteriormente esta caries se denominaba caries de biberón, y ha variado su nombre debido a esta razón.
Dientes del niño de un año
Durante el primer año de vida del bebé, se observa la erupción sucesiva de los distintos dientes temporales, lo que nos orientará al cambio en la consistencia de las comidas. Por ejemplo, habrá que sustituir la toma de la merienda por papilla de frutas, siempre bajo la supervisión del pediatra. Así, se va generalizando el empleo de la cuchara con los purés de mediodía, pasando de la deglución a la masticación suave, para continuar con la papilla nocturna.
Al final de esta etapa, se debe sustituir el empleo de biberones por vasitos adaptados en los que aprender a beber, y no mantener una dieta blanda.
Asimismo, se debe vigilar la aparición de hábitos indeseables como el rechinamiento dentario (bruxismo), la succión digital (chuparse el dedo) u otros.