Cómo afecta el bisfenol A al embarazo y al bebé

El BPA es capaz de traspasar la placenta

La exposición de las embarazadas al bisfenol A (BPA) puede modificar sus ritmos circadianos y puede causar hiperactividad en sus hijos. Un estudio presentado en ENDO 2019, un encuentro anual de endocrinos celebrado en Nueva Orleans (EEUU), avisa que estos riesgos existen incluso cuando la mujer ha estado expuesta durante la gestación a niveles más bajos de esta sustancia que los que se consideran “seguros” para la salud.

El BPA es un producto químico que se encuentra en muchos envases de plástico (botellas de agua entre otros) y puede transferirse a los alimentos, pero también se ha detectado en algunos cosméticos, juguetes o tiques de la compra. Se trata de una sustancia disruptiva endocrina que interfiere con las hormonas y provoca cambios en su comportamiento.

Cómo afecta el bisfenol al feto


Cómo afecta el bisfenol del plástico al desarrollo del feto

Varios estudios han alertado de sus consecuencias negativas para la salud y del peligro que puede suponer cuando las mujeres embarazadas se exponen a esta sustancia, ya que es capaz de traspasar la placenta y llegar al feto. La reacción de esta sustancia dentro del organismo es diferente en cada persona y depende de variables como su edad, tamaño, tipo de respiración o medicamentos que esté tomando.

Lo que sí se sabe es que el feto, dentro del útero materno, tiene un metabolismo más lento, lo que permite que el bisfenol A se mantenga más tiempo en su organismo y tarde más en eliminarlo.

Este producto tóxico puede afectar a la fertilidad, al aparato reproductor, al sistema endocrino, al desarrollo cerebral y también puede provocar cambios conductuales en la etapa adulta. Incluso se ha relacionado con algunos tipos de cáncer.

Pese a estos efectos adversos del bisfenol para la salud, todavía muchos países en Europa y también en América, como Estados Unidos y Canadá, consideran que se trata de una sustancia segura y no han tomado medidas para limitar o prohibir su uso. Una de las razones sería la falta de evidencias científicas que demuestren cómo el BPA puede afectar al desarrollo cerebral.

Evidencias científicas sobre los riesgos del bisfenol


“Queremos proporcionar esa evidencia” que pruebe esa relación, explica la doctora Deborah Kurrasch, profesora asociada en la Universidad de Calgary (Canadá) y una de las investigadoras que ha participado en el estudio. “Hemos identificado el hipotálamo como una región del cerebro especialmente sensible a alteraciones del desarrollo por BPA –explica Kurrasch- y es en el hipotálamo donde se encuentran las células del reloj que gobiernan los ritmos diarios del cuerpo humano”.

En investigaciones anteriores, subraya la doctora, ya “hemos demostrado que la exposición en el útero materno al BPA puede afectar al desarrollo de los núcleos hipotalámicos y puede causar hiperactividad; aquí exploramos si una modificación en la biología circadiana podría explicar su efecto”, detalla la doctora canadiense.

Evidencias científicas sobre el impacto del bisfenol en el embarazo

Cómo se realizó el experimento

  • Los investigadores analizaron dos grupos de ratonas embarazadas. El primer grupo recibió una alimentación normal, mientras que al otro se le suministró una dieta con alimentos que contenían dosis bajas de BPA. Cuando nacieron las crías se monitorizaron sus ciclos de sueño/vigilia, así como su actividad a lo largo de cuatro meses en un ambiente especializado y con luz controlada que permitía a los científicos observar su capacidad para ajustar sus respuestas a los estímulos inesperados.
  • Las crías de ratón que habían sido expuestas al BPA durante la gestación parecían adaptarse más rápidamente a las condiciones cambiantes de luz suministradas por los científicos. También mostraron alteraciones en sus patrones diarios y en sus momentos de actividad, lo que, según explican los investigadores, indicaría una señalización circadiana interrumpida.
  • “Llegamos a la conclusión de que la exposición a BPA durante la gestación en dosis bajas altera los ritmos circadianos en diversas condiciones y esto puede contribuir también a la hiperactividad que hemos observado en estos ratones expuestos”, concluye la doctora Kurrasch.

 

Dori Delgado
Redactora experta en Salud