Cómo solucionar los problemas de la lactancia materna

Ingurgitación y mastitis, las bestias negras

problemas en la lactancia

Dar el pecho no siempre resulta un camino de rosas. Para muchas mujeres los comienzos son duros, normalmente por falta de información. Aunque lo habitual es dar el pecho sin que surja ninguna incidencia, en ocasiones pueden aparecer dificultades como grietas mamariasingurgitaciónmastitis o bien la obstrucción de un conducto.

Te explicamos a continuación cómo puedes aliviar y prevenir estos problemas. Con la ayuda de Alba Padró, consultora de lactancia de la organización Alba Lactancia vamos a descubrirlo.

 

La ingurgitación mamaria


Tras el parto y según cuándo se haya puesto al niño al pecho se produce la llamada subida de la leche. Normalmente este hecho no presenta ningún problema, sobre todo si el bebé pudo hacer su primera toma nada más nacer y mama a demanda. Pero en ocasiones se produce una inflamación y cogestión del pecho bastante molesta. “Hay una sensación de plenitud y los pechos están duros como piedras”, dice Alba Padró, que se agrava cuando el bebé mama poco o mal, lo que es fácil ya que por esa inflamación el pezón apenas sobresale y no se puede agarrar bien.  

Consejos para aliviar el dolor

Para aliviar esta desagradable y casi siempre dolorosa sensación, Alba Padró da los siguientes consejos:  

  • Poner frío, nunca calor, entre toma y toma. Para ello se pueden usar hojas de coles enfriadas previamente en la nevera.
  • Para dejar libre el pezón hay que realizar masajes “de presión inversa suavizantes”, señala Padró: poco antes de dar la toma, con los dedos se presiona la areola hacia las costillas, de forma que el pezón se “libere”, permitiendo que el bebé se pueda agarrar y la salida de la leche, lo que descongestiona el pecho. Esta operación puede llevar unos pocos minutos o alargarse más. En cualquier caso, lo importante es que el pezón quede blando.
  • Para estos casos, no se recomienda el uso de sacaleches.

Por lo general si el bebé mama correctamente y a demanda (sin restricciones ni horarios) la ingurgitación se soluciona en un par de días, cuando la producción de leche se adecúa a la demanda del bebé.

La temida mastitis


Cuando una inflamación no consigue solucionarse puede acabar en una infección bacteriana, la mastitis. Los síntomas son similares a los de cualquier otro proceso infeccioso, como nos relata la experta: “Fiebre alta (más de 38ºC), dolor en la mama, enrojecimiento de una zona del pecho, dolor articular y malestar general”. A eso hay que sumar que dar el pecho al pequeño duele y que entre toma y toma la madre experimenta unos pinchazos que pueden llegar hasta la espalda. “La mastitis subaguda solo da dolor y no fiebre. Pero mamar no duele y si se produce es que algo pasa”, señala.

Para tratar este problema y al contrario de lo que se piensa no hay necesidad de dejar de dar el pecho. Hay que seguir dando de mamar al pequeño, incluso de la mama afectada porque es una medida terapéutica: al vaciar la mama se evita que la mastitis empeore. Pero si por algún motivo, la mama no llega a vaciarse hay que usar un sacaleches.

También es importante que “la madre descanse como si se tratara de una gripe y aplique frío en el pecho, nunca calor”, señala Alba Padró, quien recomienda pedir ayuda a grupos de apoyo a la lactancia. Lo ideal es hacer una analítica de la leche para hacer un recuento de las bacterias, pero como comenta la experta “es complicado”. “Ayuda tomar probióticos y es posible que el médico recete antibióticos adecuados que sean compatibles con la lactancia “.

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