Buenos niveles de vitamina D, mayor tasa de embarazo

Nuevas investigaciones en implantación embrionaria

Implantación embrionaria y vitamina D

La implantación del embrión en el endometrio del útero es un momento crucial de la gestación. Si este proceso no se produce, el embrión no puede desarrollarse y por lo tanto el embarazo no es posible. 

Te contamos qué ocurre en esta importante fase del embarazo y las últimas investigaciones acerca de los factores que lo hacen posible. Por ejemplo, se ha demostrado que los buenos niveles de vitamina D en la madre hacen que las probabilidades de conseguir un embarazo aumenten.

 

Implantación: un proceso que dura dos o tres días


“La implantación del embrión en el endometrio ocurre el sexto día después de la fecundación, más o menos entre 21 y 23 días tras el inicio de la menstruación anterior”, nos comenta el doctor José Luis Prieto, ginecólogo del Hospital la Milagrosa de Madrid.  Una vez que el espermatozoide fecunda a un óvulo, el nuevo ser, aún unas pocas células, viaja por las trompas de Falopio hasta llegar al útero, donde se tiene que implantar, es decir, se debe fusionar en él para que pueda seguir creciendo. El proceso “dura unos dos o tres días”, afirma el doctor Prieto, y es un momento crítico para el embarazo: si algo falla, la gestación no podrá seguir adelante.  “El conjunto de células que se ha ido multiplicando desde la unión del óvulo y el espermatozoide va formando una estructura esferoidea cuyas células externas van produciendo unas sustancias que permiten ir “rompiendo" las células del endometrio, que está en el momento mas grueso del ciclo menstrual, y se va introduciendo hasta quedar completamente cubierto por el endometrio y, a la vez va “rompiendo” algunos vasos capilares que van a bañar esa vesícula y son el inicio de la circulación placentaria en el futuro. La imagen más gráfica sería como una canica cayendo en la arena y siendo recubierta por esta”, nos explica el doctor Prieto. Pero para que este proceso se produzca es necesario contar con un embrión en estado de blastocisto y un endometrio sano.

Beneficios de la vitamina D


Otro aspecto que tiene que ver con la implantación según se ha podido saber en los últimos estudios es el nivel de vitamina D. “Lo primero es aclarar que en realidad no es una vitamina como tal, sino un modulador metabólico global, ya que influye en múltiples procesos biológicos”, nos explica la doctora Pino Navarro, endocrinóloga del Instituto Bernabéu y coautora de un estudio que se realizó en este centro de reproducción asistida.  En él se analizó el nivel de vitamina D de las parejas que acudían para tratamientos de fertilidad y comprobaron que cuando las mujeres tenían buenos niveles de vitamina D, las probabilidades de conseguir el embarazo eran más elevadas. Sin embargo, los niveles de vitamina D del varón parecían influir poco.  Al analizar los ciclos de fertilización en los que la mujer que pone el óvulo, no es la mujer de la pareja que consulta, sino una donante de óvulos, se comprueba que los niveles de vitamina D de la mujer donante influyen poco en la tasa final de embarazo, lo que hace sospechar que la vitamina D influye en la receptividad endometrial, más que en la calidad de los gametos (óvulos y espermatozoides) 

Vitamina D: buenos niveles, buena implantación embrionaria

Se cree que un nivel adecuado de vitamina D mejora las condiciones del endometrio, creando una ambiente equilibrado entre células inmunes y moléculas inflamatorias para que el embrión tenga más posibilidades de implantar.  Hoy numerosos estudios confirman que la población española tiene déficit de vitamina D, a pesar de que la forma de conseguirla es través del sol, y en teoría en España no tenemos problemas con las horas del astro Rey. Por eso, hoy en algunos centro de reproducción asistida en los análisis de sangre que se suelen solicitar se incluye la medición de la vitamina D, y si la mujer se encuentra por debajo de 30 ng/ml se contempla la toma de suplementos. 

Comunicación madre-embrión: “Puedes implantarte”


La implantación es una fase del embarazo de la que se van descubriendo muchos factores que influyen en su éxito o fracaso. Recientemente en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) presentó un interesante avance publicado en la revista “Development”. Como nos explica el doctor Felipe Villela, uno de los autores del estudio junto con el director del centro, Carlos Simó, la sustancia que secreta endometrio, es decir, la cara externa del útero, tiene una composición distinta cuando se encuentra en la preimplantación del embrión. En su experimento realizado con ratones han descubierto que además esas sustancias además de contener proteínas y lípidos necesarios para la nutrición y desarrollo del embrión, contiene pequeñas moléculas de ARN, que son “absorbidas” por el embrión antes de implantarse y capaces de modificar parte de la información genética del embrión. “Se comentaba pero nadie había conseguido demostrarlo”, dice el doctor Villela. Además, esas sustancias secretadas sirven para indicarle al embrión que todo está listo.  “Es como si la madre le dijese al embrión: ‘Puedes implantarte”, señala el doctor Villela. Respecto a la modificación que podría provocar ese micro ARN en la epigenética del embrión se ha estudiado que la gestante (tanto si el óvulo fecundado es propio o fruto de una ovodonación) podría trasmitir algunos trastornos metabólicos como una mayor predisposición a la obesidad o a la diabetes tipo 2.

implantación

Demasiada inmunidad “impide” la implantación

Por otra parte, en la implantación también se tiene en cuenta otros factores como la inmunidad. La mitad de la carga genética del embrión pertenece al padre y es ajena a la madre, por lo que en teoría, el sistema inmunitario materno le debería atacar como si se tratase de un enemigo, y tal y como ocurre, por ejemplo, en un trasplante. Pero no ocurre porque en la implantación se produce algunas modificaciones en que facilitan que el embrión invada sin dificultades ni resistencias un tejido materno, el endometrio.

En este proceso tiene mucho que decir unas células llamadas “Natural Killer” que se encargan de destruir todo aquello ajeno al organismo. Se ha observado que en algunas mujeres que han sufrido abortos de repetición existe un número mayor de estas células en el tejido endometrial, pero aún está en vías de investigación.

 

Caridad Ruiz
Redactora experta en Salud