Bebé con frenillo corto: ¿cómo influye en la lactancia materna?

Revisamos las dificultades al amamantar

Cuando el frenillo de la lengua del bebé es corto a menudo no consigue mamar correctamente, lo que puede provocar que no gane el peso adecuado y que la madre sufra grietas en el pezón. Te contamos cómo detectar esta malformación y qué hacer.

Lengua del bebé, clave en la lactancia 


Niño con frenillo corto y problemas al mamar

El frenillo corto puede ser origen de dificultades en la lactancia materna. Muchas madres al dar de mamar a su bebé recién nacido observan que el niño no se “engancha” correctamente, y que al mismo tiempo empiezan a aparecer grietas en sus pezones, lo que compromete aún más la lactancia. Lo primero que se piensa en estos casos es que el bebé no está bien colocado.

Pero puede ocurrir que a pesar de que el bebé se encuentra con la postura correcta, el recién nacido no se muestra satisfecho tras las frecuentes tomas, que se alargan. Incluso, a su modo protesta y coge el pezón, lo suelta, lo vuelve a agarrar. Con este peculiar lenguaje nos está diciendo que no logra mamar bien. La explicación podría encontrarse en su lengua... ¿no será que tu bebé tiene el frenillo corto? Si te fijas en tu bebé, su lengua ocupa casi toda su boca. No es un capricho. Su papel es fundamental en la lactancia materna. Te explicamos por qué.

¿Qué es el frenillo corto de la lengua?

El frenillo corto de la lengua, también llamado anquiloglosia, es un "defecto congénito que está presente en un 0,02% a 10,7% de los recién nacidos y limita el movimiento de la lengua”, nos explican desde la Asociación Cántabra de Matronas". "Es una de las causas de un mal agarre (del bebé al pecho)”, añaden. No obstante, y como nos indican, este frenillo corto no siempre imposibilita la lactancia. “Aproximadamente el 50% de los lactantes [con frenillo corto] puede tener lactancias exitosas”, señala las matronas.

Cómo es el frenillo corto del bebé


Problemas al lactar con el frenillo corto

La lengua está formada por dos caras: un superior y otra inferior. Es en esta cara hacia la mitad donde encontramos el frenillo. Es un pliegue mucoso con forma de media luna, que une la lengua don la mucosa del suelo de la boca. Existen varios tipos de frenillo corto o anquiloglosia:

  • Frenillo anterior tipo I o completo: La película del frenillo es elástico, pero se sitúa en la punta de la lengua.
  • Frenillo anterior tipo II o severo: El frenillo se ubica a 2-4 mm desde la punta de la lengua.
  • Frenillo posterior tipo III o moderado: La lengua queda anclada por hacia la mitad de la lengua por un frenillo grueso y poco elástico.
  • Frenillo posterior tipo IV o leve: El frenillo no se ve, ya que está cubierto por tejido de la mucosa que impide la movilidad de la lengua, que está muy anclada al suelo de la boca.

Lengua del bebé, clave en la lactancia

Es posible que pienses que tu bebé al mamar extraer la leche apretando solo los labios, pero no es así. En realidad, el órgano más importante es la lengua. Esta realiza una serie de movimientos al amamantar:

  • Movimiento de extensión: el bebé saca la lengua y cubre con ella la encía inferior. Durante toda la toma mantendrá esta posición.
  • Movimiento de arriba y abajo: El bebé levanta la lengua hacia el paladar para comprimir la areola y extraer la leche.
  • Lateralización: que le permite mover ambos lados de la lengua a ambos lados para formar un canal.
  • Succión o peristaltismo: es un movimiento ondulante de la lengua para llevar la leche hacia el fondo para ser tragada.

Bebé bien enganchado a la mama

Que consecuencias tiene el frenillo corto

¿Pero qué ocurre cuando el frenillo de la lengua impide estos movimientos, de forma parcial (lo más frecuente) o total (es mucho más raro)? Como nos explica en la Asociación Cántabra de Matronas, “si la madre no tiene molestias y el agarre es correcto no es necesario preocuparse de si existe o no frenillo”.

Pero, a veces, los bebés que tiene esta alteración anatómica de su lengua lo que hacen es utilizar las mandíbulas o los labios para agarrar el pecho. En estos casos, la madre puede notar dolor, irritación o sensación de mordisqueo en el pezón, aunque cambie la postura del bebé al amamantar. “Los pezones pueden verse deformados o decolorados al finalizar la toma”, señala las expertas.

Posibles grietas, ingurgitaciones, mastitis o abcesos

El frenillo corto también puede ser el origen de grietas en el pezón. “Incluso, según en qué parte del pezón aparezcan, central, superior o inferior, puede identificarse con un tipo de frenillo u otro”, señalan las matronas de Cantabria.

Pero las consecuencias van más allá: como el bebé no mama bien la producción de leche baja (hipogalactia), pero también “puede aumentar por el efecto compensatorio de la mama, produciéndose ingurgitaciones y subidas de leche entre tomas”, afirman. Otras consecuencias son las mastitis y abcesos en las mamas.

Cómo saber si el bebé tiene frenillo corto

Cómo saber si mi bebé tiene un frenillo corto


  • El bebé tras la toma se queda insatisfecho, y se enfada y protesta con el pecho: lo estira, lo coge, lo suelta, lo muerde.
  • No coge el suficiente peso o incluso puede llegar a perderlo.
  • El bebé puede tener ampollas en los labios por la fuerza que realiza para mantener el pezón en su boca.
  • Las tomas son frecuentes y largas.
  • Mientras lacta se oye chasquidos de la lengua.
  • Puede padecer cólicos del lactante.

¿Qué hacer cuando el frenillo es corto?

Si tu bebé no consigue engancharse bien a tu pecho porque tiene el frenillo de su lengua corto, aquí tienes los consejos que nos dan en la Asociación Cántabra de Matronas:

  • Pedir asesoramiento es el primer paso, acudir a una matrona que pueda ayudar a un mejor agarre.
  • Cambiar de postura al amamantar. ¿Cómo? “Se recomienda un cambio de postura para amamantar al bebé”. Según las matronas, la mejor es en caballito, es decir, con el bebé sentado a horcajadas en el muslo de la madre. “Pero no hay una específica. Conviene probar por si hay alguna en la que note menos molestia”, advierten.
  • Tratamiento quirúrgico. No siempre es necesario. “Siempre es preferible un tratamiento conservador, salvo que se identifique una clara relación entre el frenillo e importantes problemas de lactancia, movilidad disminuida de la lengua o dolor de la madre que le impida hacer una lactancia materna adecuada”. Además, a medida que el bebé crece el problema se soluciona.

 

Caridad Ruiz
Redactora experta en Salud