Cuándo y cómo preparo mi embarazo

Consulta a tu ginecólogo al menos tres meses antes de concebir

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Tener un hijo es un compromiso de por vida. Antes de intentar concebir, seguro que te surgen muchos interrogantes: "¿Podré compaginar su cuidado con el trabajo y la familia? ¿Podré compartir todas las tareas y responsabilidades con mi pareja? ¿Estamos preparados para ser padres de un niño con necesidades especiales?". Si la decisión está clara, debéis decidir el momento adecuado. La preparación del cuerpo para el embarazo debe iniciarse al menos tres meses antes de la concepción. Esto mejora las probabilidades de concebir con mayor facilidad, de tener un embarazo más saludable, de que el bebé nazca sano y de que la madre se recupere con más facilidad.

La concepción se produce alrededor de dos semanas antes de la menstruación. Eso significa que la mujer puede que ni siquiera sepa que está embarazada hasta que se encuentre en la tercera semana de embarazo.

 Sin embargo, desde la segunda a la octava semana de gestación  es cuando el bebé es vulnerable: sus órganos -por ejemplo, el corazón- se empiezan a formar. Por eso, lo mejor es empezar a actuar como si estuvieras  embarazada antes de que realmente lo estés.

¿Por qué hay que ir al ginecólogo antes del embarazo?


Si os habéis decidido a ser padres, lo mejor es acudir al médico un año antes del momento en que se desee quedar embarazadas. De esta manera, el facultativo puede realizar un chequeo físico e informar sobre la dieta, los hábitos, el estilo de vida y cualquier inquietud que tengas.

"Una pareja sana puede plantearse una gestación en cualquier momento sin ningún tipo de problemas. Sin embargo, la visita preconcepcional al médico puede ayudar a resolver muchas dudas que a veces se presentan en las primeras semanas de la gestación, en las que no siempre existe un profesional sanitario de referencia inmediata al cual consultar. Por otra parte, la identificación y control de factores de riesgo antes del embarazo puede optimizar el control y el resultado materno y fetal de los mismos", explica José Rafael García Flores, ginecólogo del Hospital Universitario Quirón Madrid.

"En principio, no existe una época ideal para quedarse embarazada. La situación personal, social e incluso en ocasiones, la laboral, deben ser factores, que si bien no son los principales, a veces tienen influencia directa o indirecta a la hora de programar una gestación. La mujer debe conocer que la coincidencia de los meses más calurosos (verano) con el tercer trimestre a veces empeora los cambios característicos de los últimos meses, sobre todo lo referido a mala circulación (hinchazón de piernas, varices, hemorroides, etc.), y puede hacer menos tolerable esta situación", afirma García Flores.

El cuidado de la salud antes de la concepción debe adaptarse a cada mujer en particular. Los hombres y otros miembros de la familia son muy importantes para apoyar y estimular a la mujer en la preparación del embarazo y la consecución del objetivo: mejorar su salud para que el bebé nazca sano en el futuro.

¿Cuándo dejo de tomar la píldora antes de concebir?


Para algunas personas abandonar la anticoncepción es tan fácil como guardar los preservativos o el diafragma en el cajón o acudir al médico para retirar el DIU. Pero dejar los anticonceptivos hormonales puede requerir una planificación un poco mayor.

Con este tipo de anticonceptivos pueden pasar varios meses antes de que el ciclo vuelva a la normalidad, pero muchas mujeres son fértiles durante el primer mes después de dejar de tomar la píldora. Algunas se convierten en fértiles casi de inmediato. Lo mismo sucede con la contracepción por medio de parches o el anillo.

Algunos médicos recomiendan utilizar un método de barrera (como un preservativo) hasta que haya un periodo normal después de dejar la píldora, el parche o el anillo. Esto puede ayudarte  a conocer más exactamente la fecha de parto. No temas intentar concebir inmediatamente después de abandonar el anticonceptivo hormonal, es completamente seguro

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¿Qué edad es la mejor, en principio, para concebir un hijo?


El mejor momento biológico para quedar embarazada es cuando la mujer se encuentra entre los veinticinco y los treinta y cinco años. Los estudios demuestran que las mujeres en este grupo de edad están en las mejores condiciones para tener un embarazo saludable, el parto y el alumbramiento. Después de los treinta y cinco años, la tasa de complicaciones aumenta. Si estás en los treinta y muchos o cuarenta y pocos años, el riesgo de complicaciones y de algunos defectos congénitos es mayor, pero esto no quiere decir que no puedas tener un bebé sano.

Aunque la medicina ha ido adaptándose a la realidad social del "retraso" de la gestación por parte de la mujer, "la gestación en mujeres por encima de 40 años se asocia a una serie de riesgos. Por una parte, el organismo de la mujer no responde de igual manera a los cambios metabólicos de la gestación, por lo que las complicaciones como diabetes gestacional o hipertensión gestacional son más frecuentes", apunta García Flores.  

Existe evidencia científica de que la edad es un factor de riesgo independiente para tener una cesárea, particularmente en el primer parto por encima de 40 años, debido a que los cambios mecánicos que deben experimentar los huesos pélvicos en el momento del parto para adaptarse a la cabeza del bebé están más dificultados que en mujeres jóvenes.

Por otra parte, los óvulos "envejecen" con la mujer, con lo que aumenta el riesgo de sufrir gestaciones con patologías cromosómicas como el síndrome de Down. De todas formas, "la mayoría de las gestaciones en mujeres por encima de 40 años cursan de forma totalmente normal, si bien deben ser controladas por profesionales acostumbrados al manejo de gestaciones con cierto riesgo obstétrico", aconseja García Flores.

Consejos para preparar el embarazo


Las primeras semanas del embarazo son las más importantes para el desarrollo del bebé. La madre debe estar sana y evitar cualquier actividad o sustancia nociva cerca del momento de la concepción. Algunos hábitos son más difíciles de romper, y algunos problemas de salud deben abordarse con tiempo. Conseguir un buen comienzo de gestación será vital para ti y para tu bebé.

"La pareja que busca una gestación debe intentar llevar un estilo de vida lo más sano posible. Esto incluye una nutrición saludable y equilibrada y un adecuado control del peso en los casos en los que el índice de masa corporal esté fuera del rango normal (obesidad o delgadez excesivas). Se debe intentar evitar en la medida de lo posible de tóxicos conocidos como el tabaco o el alcohol, así como otras sustancias cuyos efectos sobre la gestación son inciertos, como la cafeína. Un ejercicio diario moderado es extraordinariamente útil no solo para controlar el peso, sino para un adecuado manejo del estrés y el bienestar personal", aconseja García Flores.

En esta etapa previa al embarazo también es aconsejable aprovechar para dormir, ya que durante la gestación puedes tener alguna dificultad para hacerlo; evitar el estrés ayuda a quedarte embarazada. El sobrepeso aumenta el riesgo de diabetes gestacional y de hipertensión arterial asociada al embarazo, incrementa las complicaciones inherentes al parto y eleva la tasa de cesáreas. Por el contrario, las mujeres muy delgadas corren el riesgo de dar a luz bebés con bajo peso.

Antes de concebir debes eliminar hábitos perjudiciales para el bebé como fumar, por el riesgo de parto prematuro, muerte infantil y bajo peso al nacer. Tampoco debes beber alcohol.

beber agua

 

El embarazo también es cosa de hombres  

 

Todas estas recomendaciones se extienden también a la pareja, para que sus espermatozoides estén en las mejores condiciones de cara a la gestación. Los hombres son importantes en la planificación de un embarazo. Entender los riesgos genéticos de ambas partes permite a los ginecólogos dar un asesoramiento más preciso. El médico debe descartar (o tratar) posibles infecciones de transmisión sexual, ya que podrían transmitírselas a la mujer. Ellos también deben mejorar su propia salud reproductiva reduciendo el estrés, comiendo bien y evitando el consumo excesivo de alcohol y no fumando, por su bien y por el riesgo para su pareja como fumadora pasiva.