Reflujo gastroesofágico y embarazada, ¿cómo puedo evitarlo?

Consejos para evitar los ardores y quemazón

reflujo en el embarazo

Uno de los síntomas que con más frecuencia aparecen en las embarazadas es la regurgitación de los alimentos -lo que los médicos llamamos reflujo gastroesofágico- con la sensación de acidez (pirosis) que ocasiona molestias a veces insoportables. El paso espontáneo del contenido gástrico al esófago, con independencia de que ello se acompañe o no de síntomas o de lesiones, se denomina reflujo gastroesofágico. Las causas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico durante la gestación son todavía controvertidas y han sido poco estudiadas. Los factores más importantes que influyen su aparición son el aumento del volumen abdominal y los factores hormonales, que producen una disminución en la presión del esfínter esofágico inferior.

Qué es el reflujo, quemazón o ardores en la embarazada


Los síntomas típicos de reflujo gastroesofágico (pirosis y regurgitación ácida) son frecuentes durante el embarazo, con una prevalencia entre el 30-50% de los casos, llegando a un 80% en algunas poblaciones. Las mujeres que han padecido reflujo en embarazos anteriores tienen más riesgo de padecerlo en los siguientes.

Pirosis es un síntoma descrito por la gestante como sensación de quemazón o ardor retroesternal que asciende desde la región xifoide hasta la fosa supraesternal. Se trata de la manifestación clínica predominante y, atendiendo a los estudios, suele empeorar conforme la gestación avanza. El reflujo ocurre prácticamente con la misma frecuencia que la pirosis. Los síntomas se exacerbaban después de comidas copiosas en un 77 % de las pacientes, y al tumbarse en un 82%, obligando a algunas de ellas a dormir sentadas. Algunas pacientes, debido a la intensa pirosis tras la comida, solo ingieren alimentos una vez al día. Las pacientes pueden quejarse ocasionalmente de la repentina llegada a la boca de un material amargo, ácido o alimentario sin que exista náusea o vómito previo, esto es lo que se define como regurgitación ácida.

Cómo se trata el reflujo en la gestante


El tratamiento en las pacientes con clínica leve, debería ser suficiente para aliviar la sintomatología las modificaciones en los hábitos alimenticios y en el estilo de vida. Estas modificaciones deben incluir:

  • Evitar ingerir alimentos tres horas antes de acostarse.
  • Levantar la cabecera de la cama 15-20 centímetros.
  • Evitar comidas o medicamentos que produzcan pirosis como grasas, fritos, chocolate y café.
  • No aumentar excesivamente de peso.
  • No tomar alcohol ni fumar, que además de reducir los síntomas de reflujo gastroesofágico, también evita la exposición del feto a sustancias perjudiciales.

En estos casos leves los fármacos más utilizados son los antiácidos o los sucralfatos.

En los casos moderados o más intensos los fármacos que se usan habitualmente son los fármacos promotores de la motilidad gástrica e inhibidores de la bomba de protones-IBP-(omeprazol o lansoprazol). Sólo deben ser usados en aquellos casos de embarazadas con enfermedad por reflujo gastroesofágico complicada. Los IBP no han sido tan extensamente usados durante el embarazo como los antagonistas de los receptores histamínicos H2, y los datos sobre su seguridad en pacientes gestantes son más limitados. Previamente se recomienda la realización de una endoscopia esofagogastroduodenal. Por su seguridad en animales, aunque los estudios en adultos sean escasos, es preferible la utilización de lansoprazol (30mg. después del desayuno) al omeprazol. La cirugía antirreflujo debe ser evitada durante el embarazo, ya que suele ser algo temporal que mejora tras el parto.

Dr. Miguel Ángel Herraiz Martínez
Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico San Carlos y Catedrático de la Universidad Complutense, de Madrid