"¿Cómo sé si tengo infección de orina o candidiasis?"

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Gestante con infección de orina o candidiasis: diferencias

Con mucha frecuencia en la consulta diaria, nuestras gestantes nos explican síntomas clínicos sobre dos grupos de patologías: vulvovaginitis y a las infecciones del tracto urinario. Ambas son muy frecuentes durante el embarazo: si bien son muy distintas entre sí tanto su origen como en su tratamiento, son a menudo confundidas entre ellas. En ocasiones sus síntomas pueden resultar parecidos. Hoy os voy a explicar algunos conceptos fundamentales y a dar algunas pautas para que os sea sencillo diferenciarlas.

Embarazada con infección de orina

Las infecciones de orina son una patología muy frecuente en el embarazo, ya que fisiológicamente hay una retardo en la evacuación de la orina. Es una de las principales causas de prescripción de antibióticos durante la gestación. Fundamentalmente podemos diferenciar dos patologías que producen sintomatología clínica: la cistitis y la pielonefritis aguda.

La cistitis es un cuadro generalmente leve, pero produce una sintomatología importante y muy molesta, que consiste en sentir ganas constantes de orinar, incluso cuando acabas la micción, aumento de la frecuencia, escozor y dolor al orinar, y dolores y molestias pélvicas, así como cambios en la orina, que suele ser más oscura, turbia e incluso con sangre, y en ocasiones, puede desencadenar contracciones uterinas.

Si no se trata de forma precoz y adecuada, puede evolucionar a la siguiente entidad, que ya se trata de un cuadro más severo y que en ocasiones requiere ingreso hospitalario. Puede evolucionar hacia una infección generalizada o sepsis de origen urinario, de gravedad importante, que es la pielonefritis aguda.

La pielonefritis aguda provoca dolor lumbar de intensidad variable y afectación importante del estado general, acompañándose generalmente de fiebre termometrada (igual o superior a 38º). Si la gestante presenta síntomas relacionados con una infección del tracto uruinario, debe consultar de inmediato con su médico de cabecera u obstetra, para que valore la necesidad de realizar una analítica de orina, y solicitar un urocultivo, y paute tratamiento antibiótico si lo considera necesario, ya que son entidades que precisan tratamiento sin demora.

En cuanto a la prevención, lo recomendable para intentar evitar estas patologías es una hidratación adecuada, limpiar y secar la zona genital siempre de delante a atrás, una higiene adecuada y miccionar tras mantener relaciones sexuales.

Vulvovaginitis: Cómo diferenciarla

El segundo grupo lo constituyen las infecciones vaginales, también muy frecuentes en la gestación. La vagina no es un órgano estéril, tiene multitud de bacterias beneficiosas para nuestro organismo, las cuales forman nuestra flora vaginal, pero en algunas circunstancias como el embarazo, bajada de defensas, toma de antibióticos, estrés.. , el equilibrio entre esas bacterias se rompe, y se asiste al crecimiento de algunos microorganismos (hongos o bacterias) determinados, produciéndose las vulvovaginitis, que son inflamaciones de la vulva y/o vagina, de origen infeccioso, cuyos síntomas clínicos son picor (prurito) genital, escozor y alteración del flujo vaginal ( mucho más abundante y con cambios en la coloración, olor y densidad).

Los cuadros más frecuentes dentro de las vulvovaginitis son la candidiasis vaginal, en la que predomina bastante el picor, y el flujo vaginal es abundante, grumoso y de color blanquecino o amarillento. Y la vaginosis bacteriana, que provoca síntomas clínicos más leves, pudiendo producir o no picor (y si lo hace, es mucho más leve que el de la candidiasis), y el color del flujo suele ser más verdoso y con mal olor.

Estas entidades presentan menos gravedad y trascendencia que el grupo anterior, aunque si ocasionan clínica, deben tratarse, y durante la gestación, el tratamiento se prescribe fundamentalmente de forma tópica, en forma de óvulos vaginales o cremas locales.

Consejos  para prevenir la vulvogaginitis

  • Evita el lavado en exceso de la zona genital, las duchas vaginales y los productos como desodorantes y jabones no específicos, ya que alteran el pH vaginal y pueden romper el equilibrio de la flora vaginal.
  • Usa ropa interior de algodón.
  • Evita la humedad en la zona (cambiarnos el bañador al salir del agua, no abusar del uso de salva slip...).
  • Al lavar, secar o limpiar la zona genital, hazlo siempre de delante a atrás.
  • Es importante recordar aquí que el aumento del flujo vaginal a medida que evoluciona el embarazo es algo fisiológico, y no tiene por qué estar estar relacionado con ninguna patología. En este caso, es más fluido, y no tiene olor, ni ocasiona síntomas clínicos.

Una curiosidad referente a estos dos cuadros, es que en numerosas ocasiones, tras un cuadro de infección de orina que ha sido tratado con antibióticos, la gestante comienza con síntomas de candidiasis vaginal. Esto se produce porque uno de los factores predisponentes del desequilibrio de la flora vaginal es el tratamiento con antibióticos, y tras su toma, aparece la infección vaginal por hongos.

Esto crea en ocasiones una importante confusión, ya que la mujer con frecuencia lo asocia a que la infección de orina no se ha curado del todo, cuando en realidad se trata de una patología completamente diferente. Espero que estos conceptos os ayuden a identificar todos esos síntomas pélvicos y genitales que con tanta frecuencia aparecen durante la gestación, y también, por supuesto, a prevenirlos.

Dra. Elisa García
Ginecóloga y Obstetra del Hospital Clínico San Carlos (Madrid)