¿Cómo sé si tengo la bolsa rota y pierdo líquido amniótico?

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Romper aguas o perder líquido amniótico
25 Jun 2018

Muchas veces en la sala de urgencia de un paritorio ingresan mujeres con dudas sobre si han roto aguas o no. Este detalle es importante porque romper la bolsa amniótica nos informa de que el parto se ha iniciado o está a punto de hacerlo. Pero existen diferentes formas de que la rotura de bolsa se produzca.  Habitualmente la rotura de la bolsa de aguas es intempestiva: la mujer nota de repente una salida de mucho líquido amniótico de forma descontrolada, que puede mojar ropa interior, pantalones, zapatos... Por eso a este fenómeno también se le denomina "romper la fuente" en algunos países.

Qué es una fisura de bolsa

Otra forma es mediante las llamadas fisuras de bolsa, que generan una pequeña pérdida de líquido pero continua que incluso puede ser tan sólo con los movimientos o cambios de postura. Esta pequeña pérdida puede confundirse con pequeños escapes de orina pero la diferencia principal es que el líquido amniótico no tiene olor ni tampoco color.

Bolsa rota en todas sus “modalidades”

"Sale líquido claro, ¿buenas noticias?" Si te ocurre cualquiera de las dos cosas anteriores y el líquido amniótico que expulsas es de color claro, debes ir a urgencias, pero con tranquilidad. No es preciso ni llamar a una ambulancia o correr en tu vehículo. Lo más probable es que cuando la bolsa se rompe, en las siguientes horas comiencen a aparecer contracciones. A veces las contracciones se han iniciado previamente a la rotura de bolsa. También esta ruptura de bolsa, favorece que se vayan haciendo progresivamente más frecuentes y dolorosas hasta que desencadenen el parto.

Los protocolos de actuación frente a una mujer que ha roto la bolsa pueden cambiar de un hospital a otro. Habitualmente se deja un periodo de espera, ya que en las primeras horas la posibilidad de que se inicia el parto de forma espontánea es mucho más alto. Es decir, si no comienza en las primeras horas, la probabilidad de que comience posteriormente va disminuyendo.  

"¿Me pondrán antibióticos?" A veces se inyecta a la embarazada un tratamiento antibiótico profiláctico dependiendo de las características de cada mujer. Si se ha hecho una toma del exudado vaginal rectal y un cultivo del estreptococo del grupo B y este resultado es positivo, se recomienda profilaxis antibiótica ante cualquier  sospecha de bolsa rota o con el trabajo de parto establecido. Si este exudado es negativo habitualmente la profilaxis antibiótica solo se inicia si existe algún factor de riesgo de infección, se sospeche la misma, o se prolongan mucho las horas con bolsa rota.

"¿Sin contracciones y con aguas oscuras?" Existe la posibilidad de que ante una mujer con bolsa rota, sin contracciones y con una exploración del cuello del útero muy desfavorable: muy atrasada (sin apenas dilatación), o si el agua no es clara y está teñida de meconio, se recomienda directamente comenzar con una inducción al parto.

"¿Cuántas horas puedo estar así...? " No existe un tope de horas máximo con la bolsa rota para finalizar el parto. Esto es una pregunta muy frecuente que tienen muchas familias. Si a medida que van pasando las horas el parto no avanza o si no se ha producido el nacimiento del bebé, el estrés y los nervios aparecen. Los miedos de que pueda ocurrir algo o una infección del bebé comienzan a pasar factura. Lo que yo siempre comento a las familias es que no existe un límite de tiempo. Es decir, mientras que no existan otros signos de infección, como pueden ser fiebre en la madre,  taquicardia materna o taquicardia fetal, o alteraciones analíticas, la bolsa puede estar rota incluso durante semanas.

"¡Estoy de menos de 37 semanas...!" Una bolsa rota de forma prematura por debajo de la semanas 37 de parto tiene un tratamiento completamente diferente. Habitualmente si esta bolsa rota se produce por encima de la semana 34 o 35 de embarazo, no está indicado paralizar el parto, ya que se ha visto que no existen beneficios para retrasar el parto.

Mención aparte son las bolsas amnióticas que se rompen de forma muy prematura. Habitualmente suelen acarrear más patología tanto para la madre y para el bebé, es decir, muchas complicaciones para los dos. Estos casos son poco frecuentes y el tratamiento depende la situación específica de cada paciente.