Vómitos y náuseas, ¿cómo calmarlos de verdad?

Cuando son incontrolables hay que ingresar a la embarazada

remedios para las nauseas

Muchas embarazadas acudís a las consultas manifestando uno de los síntomas más desagradables del embarazo: me refiero a las náuseas y vómitos. Tenéis que saber que el 80 por ciento de vosotras sufriréis náuseas durante vuestro embarazo y que más de la mitad tendréis vómitos. Estos síntomas son de intensidades variables, matutinos, aunque no siempre, y pueden presentarse entre las semanas 8 y la semana 12 de la gestación, aunque hasta en un 20 por ciento de vosotras se prolongarán más allá de la semana 20 de embarazo.

El embarazo supone un cambio profundo en el equilibrio hormonal del organismo. La gonadotropina humana coriónica (hCG), la hormona del embarazo por antonomasia, concita el máximo interés como principal factor responsable de estos trastornos, posiblemente a través de su influencia sobre la producción de estrógenos y de progesterona y su efecto estimulante de la glándula tiroides.

Por qué se producen los vómitos incontrolables


Las gestantes con mayores niveles de esta hormona son las más propensas a padecer estas náuseas y vómitos; también un cuadro más intenso que denominamos hiperémesis gravídica. Se trata vómitos incoercibles (sin control) que provocan graves pérdidas de iones y de peso, que obligan al ingreso hospitalario de la embarazada y a un tratamiento por vía intravesosa.

Las más propensas a padecer estas náuseas y vómitos incontrolables son aquellas que tienen antecedentes en embarazos anteriores, las madres primerizas, adolescentes, obesas, solteras o con bajo nivel cultural; también aquéllas cuyo feto es del sexo femenino, las que tienen embarazos múltiples, enfermedad trofoblástica gestacional o intolerancia a anticonceptivos orales. Otras circunstancias que favorecen esta patología son las dietas altas en grasas, el estrés emocional, los trastornos de la conducta alimentaria, así como los embarazos no deseados.

Hiperemésis gravídica: un caso extremo


Recientemente acudió a la consulta una primigesta (primer embarazo) de seis semanas de gestación, de 21 años, procedente de Gambia, sin familiares en España y con un cuadro de hiperémesis gravídica. La ingresamos y procedimos al tratamiento endovenoso con el aporte de líquidos, iones y vitaminas. Le dimos el alta por mejoría a los cuatro días. Reingresó varios días después por el mismo cuadro pero más intenso y con ausencia de respuesta a la terapia convencional. En este momento observamos que estaba deshidratada, no toleraba ningún alimento y padecía importantes alteraciones hidroelectrolíticas y pérdida de proteínas. Se instauró tratamiento con sueros cargados de iones -sodio y potasio fundamentalmente-, vitaminas B1 y B6 y otros fármacos para disminuir los vómitos. Fue alimentada con nutrición parenteral. La paciente a los 14 días pidió el alta voluntaria con una situación más aceptable pero aún sin resolver del todo. Varios meses después ingresó en el servicio de Neurología por inestabilidad de la marcha (ataxia cerebelosa por falta de vitamina B1) y temblor en las cuatro extremidades, alucinaciones visuales y auditivas, polineuropatia de origen carencial con importantes alteraciones en la sensibilidad de las piernas (síndrome de Wernicke) y un importante deterioro del feto que nos obligó tras el tratamiento con tiamina (vitamina B1), a realizarle una cesárea a las 34 semanas de gestación. Finalmente nació un feto muy pequeño para su edad gestacional, con un peso de 1,585 kilos. La paciente se fue de alta con una buena situación neurológica y con apoyo social. Este caso es extremo pero, de no haber acudido al hospital, pudo haber fallecido por un cuadro de insuficiencia hepato-renal por falta de vitaminas al no consumirlas por los vómitos incontrolables.

Fármacos, acupuntura y jengibre contra los vómitos


Volviendo a nuestras náuseas y vómitos simples del embarazo, diremos que el tratamiento de primera línea está formado por la tiamina (vitamina B1), la piridoxina (vitamina B6), la doxilamina y la metoclopramida (categorías gestacionales A o B). Los cuatro están comercializados en España y son seguros durante el embarazo, aunque su eficacia es muy variable. Otros fármacos del grupo de las fenotiazinas (proclorperazina, clorpromazina) se han usado ampliamente, pero existen algunas dudas sobre su seguridad (categoría gestacional C). Muchas gestantes no quieren tomar fármacos durante su embarazo y recurren a las medicinas alternativas y complementarias. Dentro de las primeras se cree que una modalidad de acupuntura, la acupresión, puede ser eficaz si se aplica sobre el punto Neiguan o pericárdico 6, situado tres traveses de dedo por encima de la muñeca, en la cara palmar del antebrazo. La evidencia disponible es débil, pero difícilmente se puede dudar de la inocuidad de este procedimiento.

Entre las medicinas complementarias ha obtenido bastante predicamento el jengibre, como extracto o en forma de cápsulas. Esta especia o saborizante es muy utilizada en numerosas culturas, quizás no tanto en occidente. Su eficacia no está completamente demostrada y su seguridad depende de los controles sanitarios a los que se sometan los preparados, que no son los que se aplican a los medicamentos sino a los complementos alimenticios, menos estrictos.

Por esta razón no se puede recomendar su empleo indiscriminado y generalizado, aunque en la práctica esta planta se viene usando desde hace siglos y nada sugiere que sea dañina a las dosis "culinarias", que son similares a las recomendadas para tratar las náuseas y vómitos del embarazo.

Dr. Miguel Ángel Herraiz Martínez
Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico San Carlos y Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid