Yodo: que no te falte si piensas ser mamá

Por qué necesitas suplementos de yodo antes y durante tu embarazo

Este mineral, el yodo, es imprescindible para el correcto desarrollo cerebral del feto y del bebé. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la carencia de yodo en el organismo es la principal causa evitable en el mundo de lesión cerebral del niño en el embarazo y del lactante. El yodo es un micronutriente necesario para que la glándula tiroidea produzca las hormonas encargadas de regular el metabolismo, y en el embarazo lo es aún más. En las mujeres embarazadas es necesario reforzar la cantidad de yodo presente en su organismo, ya que es ella quien se lo tiene que proporcionar al bebé que crece dentro de su útero. 

 

mamá y bebé

El déficit de yodo acarrea un menor cociente intelectual del bebé


"En el embarazo se duplican las necesidades de yodo", comenta el doctor Sergio Donnay, coordinador de grupo de trabajo sobre Trastornos Derivados del Yodo en la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En los cinco primeros meses de gestación el feto adquiere tiroxina, una hormona, gracias a la aportación de yodo materno, puesto que sus glándulas tiroideas no tienen capacidad para producirla. Sin embargo, en ese periodo es cuando se forma la corteza neuronal del bebé y para ello es imprescindible esta hormona. De hecho, está comprobado que el déficit de yodo conlleva una disminución del cociente intelectual del niño que puede llegar hasta el 15 por ciento.  

Y este no es la única consecuencia de un déficit de yodo en el embarazo, tal y como comenta el doctor Sergio Donnay. "En la mujeres con déficit de yodo se dan más tasas de aborto, hipertensión o preeclampsiadesprendimiento de placenta y en el feto, se aprecia una mayor tasa de mortalidad neonatal y un peor desarrollo con malformaciones físicas e importantes retrasos psicomotores".

Por eso, actualmente los expertos recomiendan a todas las mujeres embarazadas y que dan el pecho que tomen suplementos de yodo. Como indica el doctor Donnay, los estudios realizados en España han demostrado que la ingesta de yodo es escasa. Aunque es posible que alguna mujer en concreto no lo necesite, la recomendación es para toda la población, pues es muy difícil saber qué mujer va a estar protegida de la deficiencia. Además, no hay riesgo de tomar un suplemento aunque la ingesta fuera suficiente, pero sí que lo hay si es insuficiente.

Yodo también durante la lactancia materna


Las necesidades de yodo se mantienen incluso después del nacimiento, en la lactancia. "En el recién nacido sigue habiendo desarrollo cerebral. Esa maduración depende de las hormonas tiroideas y, por lo tanto, de un aporte suficiente de yodo en la lactancia materna", añade el experto. Por eso, es importante que la leche materna contenga una dosis de yodo adecuada y si la madre no da el pecho habría que garantizar la oportuna ingesta de yodo con algún suplemento o con leches en cuya composición aparezca este mineral.

cuando hay que empezar a tomar yodo

¿Cuándo hay que empezar a tomar yodo?


Como ocurre con los suplementos de ácido fólico, los suplementos de yodo se deberían empezar a tomar "tres meses antes de que la mujer se quede embarazada, para que ya desde la concepción o fecundación el organismo se encuentre con una buenas reservas", afirma el doctor Donnay. Por si has planificado tu embarazo, empieza desde que abandones los métodos anticonceptivos y consulta cuándo son tus días fértiles. Pero si no se ha hecho deberá comenzar en cuanto se conoce el embarazo. Por otra parte, quizás te preguntes si incrementando en tu dieta los alimentos ricos en yodo (los pescados y la sal yodada, sobre todo) sería suficiente. Y la respuesta es negativa. "En el embarazo es casi imposible sólo con la dieta alcanzar los requerimientos necesarios, porque estos se doblan como mínimo", explica el doctor Donnay.

¿Para qué sirve el yodo en el embarazo?

Nuestro cuerpo contiene de 20 a 30 miligramos de yodo, del cual más de 75 por ciento se encuentra en la glándula tiroides. El yodo es almacenado en esta glándula, donde se emplea para la formación de dos hormonas, la triyodotironina o T3, y la tiroxina o T4. La presencia de yodo es esencial para asegurar el buen funcionamiento del tiroides y la producción de las hormonas tiroideas que regulan numerosas funciones en el organismo, entre las que se encuentran el desarrollo de los tejidos y el crecimiento, la maduración del sistema nervioso, el mantenimiento de la temperatura corporal, etc. En el feto y en el recién nacido interviene en el proceso de mielinización. La mielina es la sustancia que recubre las fibras nerviosas y que permite la trasmisión de los impulsos nerviosos. Es un proceso que comienza hacia la semana 14 después de la fecundación y acaba meses después del nacimiento del pequeño.

 

Ángela del Tío